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LAS TRES C: CLUB, CAPILLA Y COLEGIO

LAS TRES C: CLUB, CAPILLA Y COLEGIO

Los clubes parroquiales son una respuesta a una necesidad, de acompañar la vida de nuestros niños y niñas, de nuestros adolescentes y jóvenes de los barrios populares. 

Es una respuesta desde abajo, promoviendo espacios de vida, frente a las propuestas de muerte, de droga, de violencia, de exclusión social. Una respuesta inspirada en la combinación de otras experiencias, por un lado, de Iglesia como el patio salesiano, y por otro, de los históricos clubes barriales. Y esta propuesta, no fue la respuesta de un iluminado, fue la respuesta comunitaria que fuimos construyendo desde varias comunidades parroquiales de nuestros barrios populares y villas. 

Juntas, las distintas comunidades parroquiales, fuimos aprendiendo la importancia de construir identidad, pertenencia, una bandera y un escudo que nos identifique. Y esos aprendizajes se fueron dando mientras íbamos caminando en la construcción de los clubes (que al principio eran escuelitas, talleres, apoyo escolar etc). Así, naturalmente, se formó la Unión de Clubes Parroquiales. Y la misma lógica del surgimiento de los clubes, se puede aplicar para la Unión de Clubes Parroquiales.

Respecto a las TRES C: El Padre Pepe nos dice:

La importancia de la UCP tiene su dimensión interna y externa. Hacia dentro, era importante reconocernos, tener una identidad y una pertenencia. Saber que no somos unos pocos locos que creemos en la utopía de una sociedad de hermanos y hermanas donde todos y todas tenemos un lugar. Y donde el deporte cumple un rol clave en la transmisión de valores. Donde el deporte es herramienta de inclusión social. La Unión de Clubes Parroquiales, ya existía antes de existir.  Por eso la UCP es como los clubes, una respuesta a la necesidad. 

La UCP nos permite reconocernos hacia adentro, nos permite compartir experiencias, y nos permite construir los escenarios que necesitamos para nuestros chicos y chicas. La UCP nos ayuda a ponernos nuevos horizontes para nuestros clubes. 

Los clubes parroquiales se basan en tres pilares fundamentales: Identidad, prevención e inclusión social. 

La identidad está relacionada con brindarle a una comunidad organizada, bajo el título de un nombre, un color, una bandera, una pertenencia, una familia.

La prevención del club, iluminada hace tiempo por Don Bosco, que responde a la realidad de nuestras villas y de nuestros barrios. En la actualidad tenemos más de un 60% de jóvenes menores de 21 años en un contexto de violencia y consumo muy alto, sumado a esto la falta de oportunidades y figuras positivas de adultos hace que la intervención de la Iglesia no pueda ser en grupos pequeños, como diría el papa Francisco “peinando ovejas”, sino que tiene que ser masivo, el Jesús de las multitudes no de las minorías. 

Por lo tanto el club es una forma de organizarse masiva en cuanto a prevención, descentralizada ya que no se desarrolla toda su actividad en la sede parroquial sino también en las capillas, canchas comunitarias, sociedades de fomento, en escuelas, en terrenos, en ermitas, haciendo que los chicos y chicas se desarrollen , acompañados por líderes positivos de cada barrio, poder presentar una propuesta contendora en un contexto de salud, de vida, de proyecto, de familia. 

Por último pensamos en la contención social. Consideramos que nuestros barrios tienen mucho para dar, cuando pensamos en un  club pensamos en un espacio  inclusivo, para “que no quede nadie afuera”, por eso comprometemos a que sean clubes de cuota cero, donde la imposibilidad económica no sea un determinante y poder organizar a la comunidad, a sus familias,  al compromiso sustentable de los espacios. 

Los clubes parroquiales proponen clubes de cuota 0 , donde nadie se quede afuera. Pensar en espacios de contención y proyectos para los niños , niñas y adolescentes . Donde transcurrirá la vida de la familia y de las comunidades en valores saludables y de inclusión social . 

Generar un sostenimiento desde la comunidad, la solidaridad y las articulaciones estatales y gubernamentales para que ningún chico/a quede marginado . 

Acompañar las dificultades y desafíos en clave comunitaria donde pueda vivir su educación en un ámbito saludable y de proyecto de vida. Que exista la posibilidad de desarrollarse como persona y que lo económico no sea un impedimento para su crecimiento. Que puedan elegir y ser libres.

Autor

  • Lic en educación física . Estudió en el profesorado Enrique Romero Brest , licenciatura en la carrera la UNSANM. Diplomado en deporte y políticas públicas UNTREFunsam. Diplomado en discapacidad , paradigmas y política de la UBA/ UFLO. Coordinador del la Unión de Clubes Parroquiales, equipo Cáritas nacional , área APYCA

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