Ensayos
CENTRAL CÓRDOBA Y BERNARDO CANAL FEIJÓO

CENTRAL CÓRDOBA Y BERNARDO CANAL FEIJÓO

Bernardo Canal Feijóo transpiraba fútbol. En las manos. En los versos. En los sonidos. En los silencios. Hace un siglo.

De nuevo: hace un siglo, en 1924 y en Santiago del Estero. Lejos de intuir que, en 2024, una camiseta de ese rincón argentino se tornaría campeona de una Copa bautizada, justo justo, Argentina.

De nuevo: hace un siglo, en 1924 y en Santiago del Estero, ahuyentando a los prejuicios y amando a los penales, Bernardo Canal Feijóo, que era poetazo, y que entonces apilaba nomás 27 cumpleaños, y que era muy santiagueño y ya pintaba para muy universal, y que también fungía como abogado, y que iba detrás de una existencia en Buenos Aires, y que encadenaba literaturas audaces en las formas y en los temas, y que formaba parte de un tiempo en el que los jóvenes Jorge Luis Borges y Oliverio Girondo se atrevían a audacias líricas parecidas y diferentes, publicó «Penúltimo poema del fútbol», el que acaso sea o es el primer poemario dedicado al fútbol que apareció en un país hiperfutbolero que se llama Argentina.

¿Cómo fue posible? ¿Cómo si las preocupaciones y las acciones de los narradores vanguardistas de la década del veinte de un siglo que también era el veinte marchaban rumbo hacia otras cosas? ¿Cómo si todavía -y duraría largo- transcurría una edad en la que a nadie se le hubiera ocurrido que en las mesas de librerías hubiera espacios específicos y grandes para lo deportivo? Un atrevido Canal Feijóo, que, vaya a saber si para atenuar ese atrevimiento, firmó ese libro acotando toda la identidad que le cabía en sus documentos. Firmó así: Bernardo.

Acaso una explicación posible resida en la biografía de Canal Feijóo. Ese muchacho que arriesgó una poesía sin rimas consonantes y sin estructuras tradicionales pero sobre fútbol -qué diría de eso, por ejemplo, Leopoldo Lugones, voz mayor y rectora de esa era literaria, un tipo al que Canal Feijóo desmenuzó en más de un texto- tenía pasión por las palabras, pero también (y mucha) por los partidos. Hay lógica: en la década del veinte, el fútbol se expandía como un fuego por la patria de Canal Feijóo. En 1919, había aparecido la revista El Gráfico, que migró bastante rápido hacia lo deportivo, y de la que el poeta del Penúltimo Poema se volvió inmediato lector. Enseguida se solidificó la sección Deportes del diario Crítica con el tucumano Pablo Rojas Paz, un escritor amigo de Canal Feijóo, como narrador estrella bajo el apelativo de «El Negro de la Tribuna».

Pero hay más. En esos fuegos, Canal Feijóo no se perdió un solo pelotazo. Lo retrata de modo certero y hermoso otro gran poeta, Carlos Juárez Aldazábal, en «Poesía y deporte: la originalidad de Bernardo Canal Feijóo», que añade trazos imprescindibles: el hombre que osó entretejer poesía futbolera y osó el doble al trasladarla al soporte sagrado del libro era dirigente deportivo, ya que ejercía como presidente del Club Atlético Santiago, que en 1982 se fusionaría con el club Unión. Y no sólo eso: dirigente deportivo y cronista de fútbol. Eso, en el diario El Liberal, donde, además, cual un Negro Fontanarrosa anticipado, acompañaba sus artículos con viñetas. Todo un sello: «Penúltimo poema del fútbol» también exhibe su arte gráfico. Aquella constituía una era de emociones altas para el fútbol provincial: en 1926, Segundo Nepomuceno Luna, una figura de esa tierra, desembarcó en la tapa de El Gráfico; en 1928, el conjunto de la Liga Cultural de Santiago del Estero ganó el Campeonato Argentino frente a la Liga de Paraná, en la antigua cancha de River de Alvear y Tagle. 

Sólo un individuo así, tan asociado a las transgresiones del grupo literario Martín Fierro como a los córners, puede producir, por caso, «Córner», el poema que Roberto Jorge Santoro incluyó, en 1971, en Literatura de la pelota, la primera gran antología que hace eje en el fútbol de la Argentina. Va directo a la red ese córner artístico:

Los jugadores se reunieron a dar la bienvenida.

Como de un lejano horizonte

Se levanta la pelota del córner,

Abriendo su vuelo de serpentina…

Se encoge la guardia de los jugadores

Y ajusta el paredón del gol.

Entonces,

Entre las frentes endurecidas,

Una frente,

Aristada de voluntad

En un salto más alto que ninguno,

Quiebra como un florete

El acero flexible de la parábola del córner…

Nadie viene de la nada. Y Canal Feijóo, desde luego, tampoco. Como prueba la indagación de Santoro (uno de los 30.000 desaparecidos desde el 1 de junio de 1977), el fútbol ocupaba un espacio en la temática popular de los sainetes. Y un uruguayo magistral, Horacio Quiroga, había parido «Juan Polti, half back», en la revista Atlántida, en 1918. Los archivos cobijan alguna imagen de Canal Feijóo, precisamente en Uruguay, junto con su amigo Juan Parra del Riego, un autor de vida corta (1897-1925) y arte extenso, peruano y viajero, que le enfocó su poesía, casi como una extravagancia en esa hora, a Isabelino Gradín, uruguayo, crack del césped, el mejor jugador del primer Campeonato Sudamericano, escenificado en Buenos Aires en 1916. «Polirritmo dinámico a Gradín» se denomina ese poema que bien pudo alentar a Canal Feijóo para ponerle o agregarle poesía al fútbol. Coincidencia, casualidad o algo parecido: Canal Feijóo y Parra del Riego se conocieron durante un periplo del peruano por la Argentina en 1919, el año en que en Santiago del Estero fue fundado Central Córdoba.

¿Habrá visto, entre tanto duelo sobre el pasto, Canal Feijóo alguno de los tránsitos incipientes de Central Córdoba, aunque no era su club? En los mundos épicos que construyó a partir de los mundos de los estadios, ¿quedará eco de algo de Central Córdoba? En una de esas, persiste un sedimento en «Gambeta», esta brevedad: «Alegría de domingo suburbano. Una mudanza inspirada de malambo santiagueño, con un arrastre gatuno de alas, capaz de decidir a la pelota a correr la aventura».

Miembro y presidente de la Academia Argentina de Letras, firmante en agosto de 1980 junto con Borges y con César Luis Menotti -entre 175 nombres- de la solicitada que pedía por el paradero de los desaparecidos que dejaba el genocidio, Canal Feijóo se salió del camino literario del fútbol después de ese volumen inaugural y casi no surgen huellas en todo lo que anduvo hasta su muerte en 1982. Ni en sus meditaciones sobre el contraste porteñista-provinciano que modela a la nación, ni en sus reflexiones sobre Juan Bautista Alberdi, ni en su dramaturgia de las buenas, ni en su pensar sobre Santiago del Estero. En el medio, una luz. En 1975, el abogado, docente y futbolero Miguel Heredia Figueroa publicó «Sociología del espectáculo», un trabajo que entrecruza al teatro con el fútbol y discurre sobre la sociedad del entretenimiento. Canal Feijóo lo valoró generosamente en una nota en la página de opinión del diario Clarín con el título «¿El fútbol es un deporte?». Allí descerrajó cuestionamientos hondos a las lógicas mercantilizantes que se apropiaban de la actividad. Hallazgo: el fútbol le seguía importando.

Y si le seguía importando, tal vez lo que consiguió Central Córdoba lo retornara a los orígenes. En el año en el que «Penúltimo poema del fútbol», esa aventura de un santiagueño talentoso, cumple un siglo, un equipo santiagueño baila en la gloria. Canal Feijóo diría que eso es todo un poema.

Autor

  • Escritor. Periodista. Docente. Publicó los libros: Fútbol, pasión de multitudes y de élites (con Héctor Palomino), La patria deportista, Wing izquierdo, El enamorado, La pasión según Valdano (con Jorge Valdano), Fútbol en el bar de los sábados, Todo mientras Diego y El blues de la primera fecha, entre otros. Es uno de los editores de Pelota de papel, obra que reúne cuentos de futbolistas. En abril del 2022, publicó su último libro Apuntes sobre fútbol de los tíos y las tías, editado por Grupo Editorial Sur (GES)

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