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MIJAÍN LÓPEZ, EL CUBANO QUE POCOS QUIEREN VER

MIJAÍN LÓPEZ, EL CUBANO QUE POCOS QUIEREN VER

Mijaín López acaba de obtener su quinta medalla de oro consecutiva. Sale del tapiz (superficie de combate) de lucha grecorromana, su especialidad, y casi instantáneamente aparece un micrófono que le pide una declaración. Se lo ve transpirado y aún agitado por la lucha, sin embargo se cuadra y dice:

“Darles las gracias por esa fuerza que me están transmitiendo de allá de Cuba, y solamente lo prometido es deuda, nunca dejé de cumplir y nunca lo voy a dejar de hacer, porque hoy tengo que agradecerle este resultado y dedicárselo a nuestro comandante jefe, invicto, que fue quien llevó por primera vez el deporte a Cuba. Y creo que hoy nosotros somos meritorios de estos resultados gracias a él, y gracias a los esfuerzos que él hizo para que nuestra revolución siguiera hacia adelante y nosotros hoy estuviéramos por el mundo entero dando estos alegrones no solamente para Cuba sino para el mundo, reconociendo y alzando cada día más nuestra bandera que es poderosa en el mundo entero”.

El discurso de Mijaín no es el esperado por los medios hegemónicos de comunicación, entonces, como forma de castigar a él y a Cuba, intentando desterrar el mal ejemplo a seguir, se encargan de que la cara, el nombre y la voz López, ocupe la menor cantidad de tiempo-pantalla posible.

¿La razón? Mijaín no desertó de la isla, defiende el proceso revolucionario y le agradece a Fidel Castro, en definitiva, no les da de comer a los medios masivos que solo buscan carroña en todo lo que a la isla se refiere. Por eso los medios intentarán esconder la magnífica tarea del fomento deportivo en general, y el logro olímpico de Mijaín de manera individual.

Su disciplina, la lucha grecorromana, lo tiene como máximo exponente, obteniendo 5 medallas de oro olímpicas consecutivas: Pekín 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016, Tokio 2020 y Paris 2024, fueron testigos de las preseas doradas del cubano que se impuso en la categoría 130 kilos.

Tamaña tarea no la pudo realizar ni Usain Bolt, ni Michael Phelps ni Simone Biles, solo por poner algunos de los nombres más resonantes de los últimos tiempos. Con 41 años de edad y un temperamento sobresaliente, Mijaín consiguió generar un récord único y poner nuevamente a Cuba en lo más alto del deporte mundial.

Pero fue bastante poco lo que se habló y escribió de este deportista sin precedentes nacido en el municipio de Pinar del Río, quien comenzó a practicar la disciplina cuando apenas tenía 10 años.

Haciendo una rápida búsqueda en la web con el nombre de Mijaín López, podemos encontrar numerosas notas periodísticas con referencias negativas o capciosas hacia la isla y su persona: “El triste significado del gesto que hizo el luchador cubano” o “la historia de Mijaín López, el orgullo de Cuba que tuvo que enfrentar a un ‘hermano’ que desertó de la isla”.

En la primer noticia, titulada por el diario La Nación, se utiliza la fórmula de asociar en el mismo enunciado la palabra “triste” y “cubano”, generando así un impacto negativo que nada tiene que ver con el desarrollo del concepto, porque el “gesto” que hizo Mijaín al terminar el combate, fue sacarse los zapatos y dejarlos sobre el tapíz en señal de anunciar el fin de su carrera profesional.

En tanto el otro titular, del diario Clarín, directamente refiere a su rival en la final, un coterráneo nacionalizado chileno que sí tomó la decisión de abandonar Cuba, y por ende, el énfasis se pone sobre aquella situación y no en la tamaña proeza deportiva de López.

Además, poco se sabe de Mijaín, quien aparte de su hazaña deportiva es graduado de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física de La Habana, y ostenta el invicto olímpico de dos décadas y veinte luchas consecutivas. Solo fue derrotado en los cuartos de final de Atenas 2004 por el ruso Khasan Baroyev cuando tenía apenas 21 años de edad. De allí en adelante, nadie lo pudo vencer en una cita olímpica.

Pero claro, sobre aquello no se escribe tanto, así como tampoco se habla del bloqueo económico, comercial y financiero que desde 1962, que conlleva a una política de estrangulamiento lento sobre población civil, continúa extendiéndose en el tiempo aunque la ONU haya votado por unanimidad 31 veces consecutivas, el levantamiento del mismo. Sin ir más lejos, la última compulsa, del año 2023, arrojó el resultado de 187 votos a favor del levantamiento del bloqueo y solo dos en contra: Estados Unidos e Israel, en tanto que Ucrania se abstuvo.

Inmersos en este genocidio lento, Cuba aun erige figuras como Mijaín y compite desde su bloqueada isla en gran nivel con deportistas de todo el mundo. Algunos datos: en estos juegos tuvo una de las delegaciones más pequeñas de su historia, 61 atletas en 16 deportes. Sin embargo obtuvo 9 medallas en total, 2 de oro, 1 de plata y 6 de bronce.

Sin embargo, minutos después de finalizados los Juegos, el diario Infobae titula, “Cuba cierra París 2024 con ‘insatisfacción’ por incumplir su meta de medalla”. Pero haciendo una rápida cuenta matemática se puede deducir: con una población estimada en 11 millones de personas, dividido la cantidad de medallas obtenidas por Cuba (nueve), da un promedio de 1 medalla cada 1.222.222 habitantes, superando por ejemplo a Brasil, que si bien cosechó 20 medallas, con un aproximado de 215.000.000 millones de habitantes, su promedio es de 1 medalla cada 10.750.000 habitantes.

Pero la sorpresa puede ser aún mayor si lo comparamos por ejemplo con España, que con un aproximado de 47 millones y medio de habitantes y una cosecha de 18 preseas, su promedio es de 1 medalla cada 2.638.888 habitantes. O con Italia, que con una población de 58.000.000 y 40 medallas, arroja una cifra de 1 medalla cada 1.450.000, promedio que sigue siendo aún más bajo que el cubano. Y ni que hablar de Argentina, que con una población de 46.000.000 millones de habitantes y 3 medallas olímpicas, cosecha un promedio de 1 medalla cada 15.333.333 habitantes.

Por eso llama la atención, que en tiempos donde el socialismo parece ser el gran monstruo y culpable de todos los males, Cuba, con un bloqueo sangriento en sus espaldas y ríos de tinta escribiendo para denostar su proceso, los números saltan a la vista y son contundentes. Justamente aquellos números que los tecnócratas y agoreros del mundo libre y capitalista, tanto aman y reclaman.

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