Especial 22 de junio
HAGAMOS UNA LISTA MARADONIANA

HAGAMOS UNA LISTA MARADONIANA

“Dejé una carta en la mesa
con muy poca lucidez
pero el amor no se olvida
toda mi vida rendida a tus pies”
Guasones – Hay momentos

Este texto es parte de Relatos con aura maradoniana y otras maravillas de este mundo el nuevo libro de Mario Gianotti.

Los oscuros redactores de obituarios nos recuerdan que un 25 de noviembre de 2020 Diego Maradona, un Dios terrenal con una pelota pegada a su pie izquierdo, dejó de estar entre los mortales. Millones en el planeta, en tanto, nos resistimos y refutamos esta idea porque creemos que ni la mismísima muerte se creyó que había logrado apoderarse del 10. 

Hace algunos años leí, creo que fue en la Revista Humor, “Hagamos una lista”, un maravilloso cuento de Aída Bortnik, escritora, periodista, acaso una de las más talentosas guionistas del cine argentino. Allí su autora narraba la propuesta de un vendedor ambulante, un buscavida que se ganaba el pan ofreciendo su producto subido a un colectivo.  

Transcribo el primer párrafo de una historia sencilla, mundana, querible, conmovedora.

«Muy buenos días, señoras y señores pasajeros!» Hace un tiempo empecé en esta tarea y aunque la mercadería que ofrezco me ha costado tan cara, que no quisiera vivir otra vida en la que me viera obligado a pagarla, la ofrezco sin precio fijo. El sistema es raro, pero la oferta tampoco es fácil de encontrar en los negocios y prefiero que las damas y caballeros presentes la adquieran sólo en el caso de que, como a mí, les parezca de uso indispensable, y pagando no lo que crean que vale sino lo que sientan que pueden. A lo mejor así, ustedes y yo podemos seguir manteniendo este sistema. Les ofrezco una idea. No está completa, no puedo afirmar que sea original, no puedo asegurar que funcione de la misma manera para todos… Pero sé que es una buena idea, porque antes de ofrecerla a los señores pasajeros, la he probado yo mismo.» 

La pluma de Aída Bortnik me arrancó, desde el inicio del texto, una novata y angustiante melancolía y casi sin proponérselo me subió al bondi en el cual pude imaginar al vendedor de ilusiones parapetado contra el asiento del chofer, transpirado, pasional.  Veo a un hombre de casi sesenta años con la piel arrugada, la voz cálida y la mirada tierna, esa que tienen los abuelos primerizos. 

Desandando párrafo a párrafo esta historia que años atrás me acarició el corazón, presiento que la misma puede ser la figura, el modo o el artilugio perfecto para homenajear a Diego a cinco años de su vuelo hacia la inmortalidad. Porque quienes amamos al Pelusa resistimos y estoicamente damos batalla a esa absurda idea de su muerte. 

Los tipos como Diego nacen tantas veces como el recuerdo de un pueblo lo proponga. A Diego, millones, parafraseando a Jorge Luis Borges, lo juzgamos tan eterno como el agua y el aire. La era Diego Armando Maradona trasvasará todas las fronteras del tiempo y no hay ni habrá malandra con guita, ni ladrón de guantes blancos, ni bravucón político, ni patroncito de estancia vago y mentiroso, ni infiltrador serial de gobiernos electos, que pueda acallar la voz ni erradicar el afecto de los hombres y las mujeres comunes que se abrazaron incondicionalmente a la causa popular y futbolera más significativa de la historia de la humanidad. El psicoanalista Jorge Alemán aseveró en este sentido que “Diego probablemente sea el último ídolo que no fue capturado por toda la mercadotecnia y la sociedad del espectáculo».  

Por su parte, el cantautor cubano Raúl Torres escribió en 2016 una bella canción dedicada al Comandante Fidel Castro, quien, paradójicamente, también viajó al cielo de los inmortales un 25 de noviembre. El poeta, como tantos, se aferró a la mano de un hombre a quien también aprendieron a quererlo y saberlo eterno. Las voces se multiplicaron por miles en la Plaza de la Revolución y los más humildes se abrieron el pecho con orgullo para homenajear a su héroe nacional. “Hoy el corazón nos late afuera y tu pueblo, aunque le duela, no te quiere despedir. Hombre, los agradecidos te acompañan. Cómo anhelaremos tus hazañas. Ni la muerte cree que se apoderó de ti.”

Mientras suena esa pegadiza música en mi cabeza, le robo un verso al escritor cubano y grito a los cuatros vientos que ni la mismísima muerte cree que se apoderó de Diego. Maradona, igualito al Che, será un eterno nacedor. Nacerá todos los días y cuanto más lo ataquen más revivirá, pese a quién le pese, incomode a quién incomode, moleste a quién moleste.   

Vuelvo al personaje del cuento de Aida Bortnik, al entrañable vendedor ambulante, a su idea, a su propuesta. Releo por y para cada uno de ustedes el final de esta historia:   

“El hombre sacó un pañuelo, se secó la cara desordenadamente y se quedó mirándolo, como si no recordará para qué servía. 

Lo arrugó en la mano y, mientras parecía ruborizarse casi violentamente, abrió los brazos con una fuerza insospechada y gritó, pero como si suplicara: – «Hagamos una lista, cada uno la suya, una lista humilde, pero minuciosa, de todos los gestos y toda la gente que nos hacen bien. Una lista personal, sin prioridades, sin famas, sin mayúsculas… Con el perdón de los señores pasajeros y sólo a manera de ejemplo, leeré la mía.

El papelito que sacó del bolsillo estaba doblado en cuatro y escrito de ambos lados. Recitó, con pudor pero en voz alta: – Mi primo Tito, que es médico porque le gusta curar a la gente y que tiene úlcera porque traga todo el dolor para aliviar; los señores Álvarez Marián y Barbeito y la Señorita Marta, que venden máquinas de escribir, enfrente de mi casa, y tratan a todo el mundo como a un semejante; el dueño del garage que hace favores como si viviera de eso y el Morocho que lava los coches mientras da consejos que parecen abrazos; el cartero que entrega las cartas con dirección equivocada, porque se siente responsable de que la comunicación no se interrumpa; mi abuela con nombre de flor, que enterró a sus hijas y siguió siendo capaz de querer a los hijos de otras…» 

Se detuvo de pronto, miró de frente, con los ojos extrañamente húmedos. Dobló el papelito despidiéndose: – «Muchas gracias por su atención, señoras y señores pasajeros. Y espero que pasen ustedes un buen día.» 

Mientras guardaba la lista, algunos comenzaron a rebuscar billetes en sacos y carteras. Otros, sin embargo, eligieron un pago diferente. Empezaron una lista en un papel cualquiera, escribiendo con letra chiquita.”

Aplausos para esta joyita literaria. Un cuento que me permite redimir la tristeza de aquel gris 25 de noviembre. Una figura, un modo o el artilugio perfecto para homenajear a Diego. En consecuencia, los invito a escribir nuestra propia lista maradoniana. Eso, hagamos una lista, cada uno la suya, una lista humilde, pero minuciosa, con todos los gestos y con todas las cosas y con todos los momentos donde Diego nos hizo bien, donde nos alegró el alma.

Anímense, háganla en la pantalla de la computadora, en una hoja en blanco, en el celular, solos, con sus hijos, con sus nietos, con los compañeros del potrero de la infancia, con los veteranos que crecieron y que alguna vez se soñaron Maradona, con los hinchas del club amado, con el compañero o la compañera de ruta. Háganla enfundados en una bandera celeste y blanca, sobre la tela de una camiseta argentina, sobre un número diez plateado, brillante, inmaculado. 

Dejen que la emoción, como un wing ochentoso de melena al viento y medias caídas, los desborde una y otra vez. Estoy convencido y presagio, sin temor a equivocarme, que cuando cada uno termine su lista reconfirmará, reviviendo aquellos momentos sublimes e inolvidables, que la era Diego Armando Maradona será por siempre eterna, infinita. ¿Ven?, ni la mismísima muerte creyó apoderarse del ídolo popular más trascendente de la historia de la humanidad, ni habrá poder ni poderoso que pueda jamás con su recuerdo. 

Estés dónde estés amado Diego, mil gracias por embellecer y hacer más llevaderos nuestros días. Y cuán cierto es que el amor no se olvida, porque toda nuestra vida futbolera, siempre, pero siempre, estuvo rendida a tus pies.

Autor

  • Mario Giannotti. Periodista. Escritor. Profesor de Educación Física. Conductor del programa Doble 5 en Radio Universidad MdP, comentarista en transmisiones de fútbol en Radio Vinilo 89.1

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