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LA MARCHA DE LA VIDA

LA MARCHA DE LA VIDA

Oriundo de Cachi, localidad salteña inmersa en los Valles Calchaquies, la historia de Fabio hecha raíces en una familia de agricultores: “De niño fui agricultor con mi padre, somos una familia del campo y trabajamos la agricultura y la ganadería. Entonces ahí quizás empezó algo prematuro del deporte en mí, porque tenía que caminar por horas. Básicamente hacíamos trabajos de resistencia. Muchas horas de trabajo entre vacas y cabras, subiendo y bajando el cerro en largas caminatas”, relata Fabio recordando sus momentos de juventud.

Esta actividad, hoy en día, la vincula con lo que luego será su profesión por largos años y que lo llevó a recorrer diversos torneos alrededor del país y del mundo: “La marcha atlética, como otras pruebas de resistencia, son largas, y el trabajo en el campo también todo es resistencia. Había que caminar de una finca a otra, eso hacíamos con mi familia”.

El deporte comienza a cruzarse en su vida

“A los 18 años empecé con el atletismo a través de un profe del colegio, justo en ese momento también se estaba construyendo la pista de atletismo, así que todo eso coincidió”, comenta Fabio refiriéndose se a la pista que hoy se encuentra en Cachi, un trazado profesional que resulta la más alta, con esas características, de Argentina.

“En ese momento hicimos un pequeño seleccionado del colegio y el profe tuvo idea de que yo hiciera marcha atlética. Al principio no me gustaba, pero luego, como hacíamos carrera entre los mismos compañeros del colegio y yo andaba bien caminando muy rápido, surgió la idea de poder  dedicarme un poco más. Ya a los 18 años empecé fuerte con la marcha”.

Fabio comienza entonces lentamente insertarse en el mundo del atletismo profesional, “Una vez que empecé ya estaba muy incentivado en continuar con el atletismo. Después fueron siete años de andar”.

El objetivo claro

“En 2008 tomé la decisión de irme, estuve pensando mucho en eso, quería irme a Cuenca en Ecuador, donde se hacía el Sudamericano de marcha y donde también vivía el mejor marchista del mundo. Quería quedarme a vivir ahí y entrenar con ellos”. Sin embargo, para lograr ese objetivo, Fabio necesitaba juntar un dinero que su familia agricultora no podía solventar.

Así fue que se le ocurrió hacer una colecta para que el pueblo lo ayude a cumplir ese sueño. La cruzada solidaria creció, y ya no solo fueron sus vecinos, sino que desde pueblos llegaron a colaborar para que Fabio pueda cumplir su sueño personal, pero que al mismo tiempo representaría el sueño de muchos vallistos y argentinos.

“En Cuenca estuve entrenando dos meses y logré un salto de nivel rápidamente. En 2008 logré una marca muy importante en el sudamericano de Chile donde represente al país. A mi regreso se acercaron los de la Confederación Argentina de atletismo y me ofrecieron una beca para poder vivir en el Cenard y entrenar allí. Fue tal cual como yo lo había soñado”.

Luego de aquel espaldarazo, la carrera de Fabio cosechó logros alrededor del mundo, “Fui dos veces campeón nacional de mayores, tuve dos medallas nacionales y otras 18 también a nivel internacional, sudamericanos, iberoamericanos, panamericanos y participé de la copa del mundo en Rusia, este último fue el evento mas importante al que pude llegar”.

Vuelta de página

“Yo tenía planes de continuar con el deporte”, relata Fabio con un dejo de melancolía. Sin embargo, el marchista cacheño, no es de los que se desanimen al primer obstáculo: “Si bien muchas cosas se han dado a la perfección, como yo lo anhelaba, otras este no han sido tan así… como todo en la vida. Y eso pasó en 2012. Hubo un par de situaciones que se juntaron y que bajaron mi rendimiento en el deporte. Fueron motivos profesionales y físicos sobre todo”.

“En el 2014 vuelvo a Cachi y ya me quedé. Comencé con una escuelita de atletismo desde donde hemos sacado varios chicos que obtuvieron medallas a nivel nacional y en los Juegos Evita”, relata Fabio describiendo una rápida reconversión en su vida que lo sigue manteniendo cerca de las pistas desde otro ángulo de la práctica deportiva, “Hoy soy trabajador independiente, pero siempre vinculado al deporte. También tengo una casa que uso para hospedar atletas que vienen a entrenar a Cachi”.

Es que este territorio es elegido por los mejores atletas del país, y de otras latitudes, para entrenarse, “Vienen los mejores argentinos, todos los campeones nacionales a entrenarse, y de todas las provincias, del sur hasta el norte También están llegando uruguayos, paraguayos, brasileros, chilenos, algunos de España, también de Estados Unidos y de Kenia hemos tenido también”.

“Lo que atrae de Cachi son los terrenos de tierra o pasto que tiene el pueblo y que favorecen a reducir el impacto y evitar lesiones, además son ondulados naturalmente y permiten un buen entrenamiento”. comenta Fabio y agrega, “Otra de las ventajas es el microclima que tenemos, ya que llueve muy poco en el año y siempre es apto para el entrenamiento. Y claro que la pista profesional, la mas alta del país a 2390 metros sobre el nivel del mar, completan las razones por las que llegan tantos deportistas”.

Esta conjunción de factores, y docentes de gran roce profesional como Fabio González, generan el ambiente propicio para el entrenamiento, “Los atletas vienen y se juntan, se hacen grupitos y entrenan en equipo aunque sean deportes individuales. Y ahí estoy yo para guiarlos, para compartir, desde una comida hasta un consejo profesional”. El objetivo de Fabio es seguir impulsando el deporte en Cachi, recibiendo más deportistas y transmitiendo la experiencia de un atleta que, surgido de las entrañas mismas de la tierra, logró con voluntad propia pero también con el apoyo colectivo de su pueblo, llegar a las más altas esferas del deporte mundial.

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