Ensayos
TODO FÚTBOL ES POLÍTICO

TODO FÚTBOL ES POLÍTICO

Corrían los 2000, el nuevo siglo. Para muchos, era el avance tecnológico, con robots ejerciendo tareas domésticas, autos voladores, viajes a la luna. En la Argentina, desocupación, una crisis acercándose y un presidente De la Rúa quien había vencido en las elecciones de 1999 a Duhalde y luego se escaparía, como todos saben, y no justamente en un auto volador.

Boca ganaba su tercera Libertadores tras 22 años de la mano de Bianchi, Riquelme y Palermo. Lo hacía por penales en Brasil y contra Palmeiras, que había sido el campeón anterior. En ese entonces se le daba al campeón americano y europeo la chance de disputar un partido en Japón para decidir al campeón mundial a nivel de clubes. La famosa “Copa Intercontinental”. A los Xeneizes le tocaba el Real Madrid, que habían vencido al Valencia por 3 a 0. El Merengue estaba lleno de cracks como Roberto Carlos, Figo, Guti y Raúl, al que luego, años siguientes, se le sumarían Beckham, Zidane y Ronaldo donde formarían a los famosos galácticos.

La mayoría saben lo que sucedió. Y sino, se los recordamos. Palermo hizo dos goles en 10 minutos, uno tras un pase hermoso de Riquelme. Luego, Roberto Carlos se puso al Madrid en el hombro, lo descontó, y pudo haberlo empatado, pero Boca, de la mano de un Román  endiablado al que se cansaron de verle la espalda mientras guardaba la  pelota, aguantó el partido y ganó su segunda Copa Intercontinental.

Pero ese 28 de Noviembre hubo otra gesta, otra mojada de oreja al poder.

Todo empezó un 31 de Agosto de 1991, cuando se jugó el primer partido codificado disputado entre River y Newell´s.

Es difícil de explicar, pero hasta ese entonces los partidos se daban en simultáneo y se transmitían por radio, dando mucho más lugar a la imaginación y al intangible de lo que sucedía en cancha. A veces se daba un partido por televisión que solía jugarse los viernes. El codificado generaba un claro mensaje: “Si tanto te gusta el fútbol, pagalo”. Como muchas de las injusticias, se fueron profundizando, a tal punto, que el 23 de Febrero del 2000, Cablevisión y Multicanal firmaron un contrato por la adquisición de los derechos para la transmisión de las eliminatorias sudamericanas de fútbol. Para ver a la selección, en ese entonces del Loco Bielsa, había que pagar. Igual ojo, se iba a dar por canales de aire, pero con 45 minutos de retraso…

En el medio, aparecían personajes deplorables como Fernando Niembro:

“Me parece perfecto que se codifiquen los partidos de la selección, este es un país capitalista, no socialista, los que quieren ver el fútbol gratis que se vayan a Cuba, esto de acostumbrarse a que todo sea gratis, es de otro tiempo, vos te crees que la selección te representa a vos, pero no es de los argentinos, el fútbol es un deporte profesional, así que me tienen que pagar a mí  y a muchos más”.

El partido entre Boca y Real Madrid en Tokio fue transmitido por Cablevisión, que tenía los derechos del partido; había que pagar para verlo y mucha gente al no hacerlo se perdía la posibilidad de ver a su equipo.

Ahí es donde entra el prócer en vida, Victor Hugo Morales, la contracara de Fernando Niembro.

En ese año el uruguayo conducía un programa en Canal 7 llamado “Desayuno”, uno de los pioneros en lo que se refiere a programas informativos matutinos, donde se informaba el clima, la situación del tránsito además de la actualidad. También estaba el querido Pepe Pompín, y sus famosas idas y vueltas humorísticas con el conductor.

Esa mañana el también relator, junto con el productor del programa, Eduardo Metzger, dispusieron una tele atrás del estudio, donde se podía ver la Final Intercontinental, permitiendo así, que gran parte de la población argentina pudiera ver a Boca. Más allá de no mostrar explícitamente el partido, lo cierto es que quien no tenía la chance de verlo, por lo menos podía ver los goles o saber cómo iba el partido.

“Está ganando Boca 1 a 0, gol de Palermo, el arranque era más que provisorio, una gran jugada por la izquierda”, decía en pleno programa VH.

“Te agradezco Victor Hugo, somos muchos los argentinos que no tenemos la posibilidad de ver el partido en directo, estos partidos y los de la selección tendrían que pasarlos por los canales de aire, y te agradezco muchísimo, porque sé que te la estás jugando con tu producción, estoy emocionada, grité el gol y yo no soy de Boca, tenía que ser nuestro canal el que se la jugase”, decía una oyente mientras Boca hacía el segundo gol.

A la épica de un equipo sudamericano venciendo a un europeo, se le sumaba, la de un canal de aire desafiando al monopolio. La de un periodista con convicciones, contra otro de intereses velados por la plata.

Obviamente, los ataques no tardaron en aparecer. Cablevisión, que tenía los derechos de televisación del encuentro, demandó a Morales por emitir sin permiso las imágenes del partido. En julio de 2015  fue condenado por la Cámara de Apelaciones en lo Comercial, junto a Eduardo Metzger, a resarcir con casi 3,5 millones de pesos a la empresa. Tras ser sobreseído en un fallo de primera instancia, Morales justificó la transmisión del partido alegando que era para quebrar la posición monopólica de Cablevisión, que por entonces pertenecía a Liberty Media y al Fondo Hicks.

No contentos con eso, en mayo de 2018, allanaron su casa, y le secuestraron, así como hacían con los goles del fútbol argentino, cuadros. «Aparecen de sorpresa, podrían haber avisado, me quedaba en casa y no dejaba a mi familia atribulada a esto», comentaba el relator.

Recordemos que los derechos los tenía Cablevisión, porque Boca decidió venderlos, decisión de su Presidente en ese entonces, Mauricio Macri. Pequeña casualidad que Macri y Niembro sean denominadores comunes en una nota sobre privatización. Victor Hugo, uno de los pocos, quizás el único que pudo ponerse con su relato a la altura del gol del siglo, en este caso, se puso a la altura de sus convicciones, y ofició de puente para que una gran parte del pueblo, esté contenta.

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