Especial 22 de junio
MOFARSE DE LA EXTREMA DERECHA DOMINANTE

MOFARSE DE LA EXTREMA DERECHA DOMINANTE

Escribir es como abrir un intersticio, zanjar algo del tiempo en el papel y la piel, sanar viejas heridas. Me invitaron a escribir sobre las históricas gambetas de Diego Armando Maradona en el Mundial de 1986, pensarlas desde el cuerpo en  movimiento.

Como argentina e hincha de la selección, no podría distraerme ante las siguientes preguntas: ¿Qué se mueve cuando se mueve un cuerpo? ¿A quiénes afecta con su movimiento?

Cuando no se repite un patrón, se puede transformar la historia. Solo se precisa un  punto de apoyo y algunos materiales para crear…Bronca, sumisión, rabia, tristeza, impotencia. Muchos, demasiados pibes en una guerra… ¿Cómo burlarse del pasado sino jugando?

Quien tiene muy entrenada la caída, sabe lo que es levantarse y correr sin parar. Dueño de un impulso inédito, dialoga con la gravedad, porque  estuvo muy cerca del suelo. Viendo girar el mundo desde abajo, aprendió una noción básica: ceder, por lo que tiene otro empuje para moverse. Y tanto ceder como dialogar y empatizar, se aprenden al jugar con otres, en solidaridad y colaboración. No hay otra manera.

¿Habrá recibido instrucciones? ¿Le habrán explicado cómo tenía que correr?¿Fue una jugada estudiada y entrenada previamente? ¿Le habrán pedido que solo pegue con la pierna “hábil”? ¿Le habrán recomendado que juegue siempre en esa misma posición?

¿Qué se enseña en el potrero?

La lateralidad derecha dominante

En el momento actual, tanto en la enseñanza del deporte, en etapas formativas,  como en los institutos de formación de profesores/as de Ed. Física, así como también en el deporte profesional y competitivo, existe una tendencia generalizada a privilegiar la utilización de un lado del cuerpo por sobre el otro. En enorme proporción mayoritaria, el lado derecho del cuerpo por sobre el izquierdo.  Este predominio del lado de preferencia o dominante, sostenido en el tiempo, tiene consecuencias. Por enumerar algunas de ellas, aspectos como la organización espacial, las construcciones respecto del espacio propio y el circundante, la relación del sujeto con su entorno se ven altamente orientadas en una única lateralidad dominante.

En fútbol, en general,  es muy raro que un jugador o jugadora pueda pegarle con ambas piernas a la pelota. Tanto en un saque, un remate, en una acción defensiva o en una jugada de ataque,  el jugador corre y ubica su cuerpo de modo tal de poder pegar,  salvo que sea zurdo, con derecha. Por tanto, toda su organización corporal en cada acción que realiza dentro del campo de juego, se encuentra lateralizada y automatizada hacia ese mismo lado.

Ese modo de organización lateral dominante configura un tipo de respuesta a estímulos, siempre al mismo lado. Esto no está ni bien ni mal, todos tenemos un lado del cuerpo con el que estamos más habituados a interactuar con nuestro entorno. Para dormir, lavarnos los dientes, peinarnos, comer, escribir, saludar.  Las asimetrías son parte del ser humano. El problema no está en la asimetría, sino en la extrema derecha dominante.

La asimetría es inevitable, podría compararse con la diversidad. Lo evitable es pretender dominarlo todo con el lado derecho y discriminar y excluir el lado izquierdo del cuerpo. Podría resultar muy interesante probar nuevas opciones, distintas de esas habituales…¿Cómo se distribuye el peso del cuerpo, en la posición de pie? ¿Existe una tendencia a cargar mayor peso  sobre un lado por sobre el otro? ¿Cómo sería trasladar el peso hacia el otro lado, y observar lo que emerge? Sin dudas, los  cambios en las percepciones podrían ser realmente novedosos. Pero para eso, se precisa tiempo para explorar aquello que emerge de lo nuevo…

Podría ser algo así como el inicio de un proceso creativo, donde se toma toda la información que aparece, se cuentan todas las historias. Las conexiones alojan las múltiples visiones.

Teniendo en cuenta las etapas formativas, esto es, cuando el niño o la niña inician sus primeros pasos en la disciplina que sea, se fomenta la especialización temprana de gestos técnicos que son altamente homolaterales y se efectúan siempre con el mismo lado del cuerpo. Justamente por no respetar los tiempos naturales de cada niño/niña y sus necesidades según la edad, con el objetivo de que “aprenda” más rápidamente.  Esta situación, sostenida en un deportista que hace una carrera profesional, se transforma en un patrón de respuesta único. El deportista no conoce otra opción que la de moverse utilizando un lado del cuerpo por sobre el otro.

La lateralidad cruzada.

Diego Maradona era zurdo de miembros inferiores y diestro de miembros superiores. Este tipo de organización de la lateralidad, tan particular y poco común se denomina “lateralidad cruzada o heterogénea”. Otras personas del ámbito deportivo tienen esta especial característica: Lionel Messi, Rafael Nadal, Roger Federer, entre otros.  Se trata de una problemática que puede tener consecuencias en la orientación espacial y temporal. Si es diagnosticado a tiempo, es decir, de forma temprana, puede revertirse con tratamiento.

A Diego no se lo detectaron…

Jugar con la zurda y mofarse de la extrema derecha dominante

Aferrarse a lo conocido, en general, puede acarrear el riesgo de sostener posiciones fijas, así como verdades absolutas, hegemónicas. Se torna muy difícil  no perder la dimensión del otro/a.  Dominarlo todo con el lado derecho del cuerpo puede ser un camino de preponderancia y soberbia. Ante lo nuevo, distinto, diverso, sorpresivo, es muy probable que la respuesta sea la paralización.  Fijos en una dominancia lateral diestra, los ojos no pueden contra el imprevisto intrépido. Lúdico guiño de quien domina el mundo con una lateralidad heterogénea.

Quien conoce la opresión, las ataduras, la impotencia, sabe de movimientos liberadores. Mezcla de creatividad, astucia y perspicacia,  un zurdo inédito  la mueve lateral cruzado  y ante tus narices de inamovible certidumbre, no la podés parar…

Para salir de la fijación, de la hegemonía, es preciso aceptar la diversidad, desaprender la extrema derecha dominante, suavizar la mirada, trasladar el peso del cuerpo hacia el otro lado y observar desde allí. Moverse, empatizar, dialogar, internalizar la dimensión del otro. La diferencia está siempre en el movimiento. Sería algo así como aprender a jugar.

Alojar las múltiples visiones es contar la historia en todas las dimensiones. La tridimensionalidad de las historias, de como una gambeta zurda puede burlar la extrema derecha dominante con juego, con amor, sin guerra y con reglas.

Jugar para ganar alguna.

Jugar para transformar una historia.

Jugar para sanar.

Jugar para enseñar a quienes todavía no aprendieron y solo saben hacer la guerra.

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