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LA MEMORIA HECHA RUGBY

LA MEMORIA HECHA RUGBY

Su destino la esperaba en Puerto Madryn. Carola Ochoa había viajado desde Villa Hipódromo, un barrio en su San Juan natal, hasta el mar de las ballenas para hacer memoria. Quería llevar la Carrera de Miguel – aquella que se organiza en homenaje a Miguel Venancio Sánchez, el atleta desaparecido por la última Dictadura Cívico Militar y Eclesiástica en diciembre de 1978 – a su provincia. Se puso en contacto con Fernando Sandoval, un militante de HIJOS y profesor de educación física, y él la invitó a viajar a Puerto Madryn para participar en un plenario sobre la Carrera de Miguel. Durante esas jornadas se contaron diferentes historias de deportistas desaparecidos. Ahí se encontró con una foto que cambiaría su vida. En ese papel en blanco y negro Carola Ochoa observó uno por uno a los integrantes del plantel de Seven de La Plata Rugby Club. Casi todos ellos todavía se encuentran desaparecidos.

El encuentro con la foto fue epifánico. Primero pensó en organizar un equivalente a la Carrera de Miguel pero en el rugby. Después empezó a preguntarse quiénes eran esos hombres: qué edad tenían, dónde habían estudiado, qué había pasado con ellos. El asombro a veces trae el resquebrajamiento de algunos prejuicios o preconceptos. A Carola la sorprendió que el rugby pudiera tener desaparecidos. “Ahí empezó esta pasión. Ahí empecé a pensar que podía ser posible también homenajear a esos muchachos que estaban en esa foto. En ese momento se creó el Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos”, me cuenta Carola desde San Juan.

Carola Ochoa organiza desde 2016 el Torneo Nacional en Homenaje a los Rugbiers desaparecidos. En ese tiempo también recorrió el país contactando a los familiares de esos chicos, en un intento por reconstruir sus historias. Esos textos quedaron plasmados en 2022 en el libro Los desaparecidos del rugby editado por Grupo Editorial Sur.

  • ¿Cómo fue la organización de ese primer torneo?
  • El primer torneo nació en diciembre de 2016, en Ensenada Rugby Club que es un club municipal. Hubo miedo de parte de los presidentes de los clubes porque esto era la primera vez que se presentaba y no sabían cómo tratarlo. Anteriormente había ido al Club Universitario para ver si nos podían prestar la cancha para hacer este homenaje. Ya estaban inscriptos los planteles juveniles de Los Tilos y Berisso Rugby Club, pero faltaba la cancha. A último momento se consiguió y yo creo que fue posible por la fuerza que tuvieron los jugadores juveniles. También para poder conseguir jugar con las camisetas del primer equipo y todo lo que hacía falta: el tercer tiempo, las pelotas, todo el combo de lo que significa un partido de rugby fue gracias a ellos. Me quede impresionada por como armaron ellos el torneo.
  • ¿Qué te generó que se concretara ese primer torneo?
  • Yo creo que para mí fue el convencimiento de que había que apuntar a la gente joven de los clubes. No entrar preguntándole al presidente si antes no lo había charlado con los jugadores. La pauta fue hablar primero con los jugadores y ellos después convencieron a los dirigentes. En el caso de Berisso fue todo solidaridad, el presidente estuvo de acuerdo desde el primer momento y los planteles también. Para mí fue una emoción grande, no te digo éxito porque en estos homenajes la palabra éxito no existe. Éxito sería que estuvieran vivos.
  • Para quiénes no venimos del rugby, puede parecer un mundo difícil para hablar de desaparecidos y derechos humanos ¿Cómo fue la recepción?
  • El mundo del rugby era complicado. Era como un acto de defensa de directamente no querer escuchar en algunos clubes. Yo creo que cuando hay personalidades como la del Chapa Branca (Eliseo Branca un ex Puma) y nombrarlo, que me acompañe, eso derribó el 90% de las barreras. Y yo creo que ahí se dieron cuenta de que esto no es algo que lleve a tener ambiciones partidarias o ser de un espacio político en especial. Yo creo que la memoria tiene que ser de todos, que cuando decimos los 30 mil no tiene que haber nadie que discuta lo que significan. Tendría que ser algo que nos conecte a todos los argentinos porque todos tendríamos que tener esa convicción de verdad.
  • ¿En qué momento notaste que hubo un cambio para bien en la colaboración de los clubes?
  • Los clubes ahora están participando muchísimo, desde Bariloche 2019 se ha hecho un gran cambio en cuanto a la participación que tiene cada vez mayor cantidad de equipos. El de Bariloche fue muy intenso porque era la primera vez que participaban federaciones de rugby femenino y también equipos de rugby para personas con discapacidad, así que yo creo que fue fundamental esa participación. En ese momento Martín Trevino era el coordinador, que para mí significó mucho. Fue muy emocionante todo el torneo. Ahí pensamos que era bueno no repetir las sedes y trasladarnos siempre a distintas provincias.
  • ¿Imaginás la posibilidad de que la UAR lo haga propio?
  • Espero la buena noticia de que la UAR lo tome como propio. Que sea un torneo solidario que se juegue todos los años, pero que la UAR le dé trasfondo institucional. Estoy luchando por eso. No hay que rendirse ni bajar los brazos y hay que seguir a pesar de todo. Yo creo que las barreras van a ir bajándose. Me gustaría que esto siguiera porque la vida no es eterna, así que sería bueno que muchas personas quisieran llevar esto adelante. Para que esto no muera. Porque es más importante que cualquier otra cosa la memoria de estos muchachos. Y que el mundo del rugby vea que esto es una necesidad más que nada y que es posible vivir en la utopía y con la ternura que hace falta. Lo que hacen estos torneos es recuperar la ternura, la memoria y también la utopía.
  • ¿Cómo fue mantener el torneo en pandemia?
  • Me pasó algo muy importante en la edición quinta, acá en San Juan. Fue en el 2020 en medio de la pandemia. Era como que nos habíamos levantado con todo, pero llegó la pandemia que a todos nos tocó de cerca. Así todo fue la primera edición en la que el coordinador general del evento fue Juan Sansó que es presidente de la Unión Sanjuanina de Rugby. Fue increíble la cantidad de talleres que había: de rugby y diversidad; rugby y contextos de encierro; rugby e inclusión social. Fue una esperanza para que las uniones también respondieran. Así que creo que es muy posible que en el futuro las uniones puedan hacer sus propios homenajes. Y el sueño es que cada una de las canchas del país lleven los nombres de los desaparecidos del rugby. La Unión Sanjuanina de Rugby sabe de los 165 porque su presidente era Juan Sansó y él quiso organizar el torneo. Es fundamental picar la piedra hasta que se rompa.
  • ¿Cómo se pasa del Torneo Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos al libro Los desaparecidos en el rugby?
  • Yo no quise hace un libro. No tenía ni noción de que podía llegar a escribir un libro. Yo lo que quería era homenajear a los muchachos de la foto de La Plata Rugby Club, ya que no había torneos ni eventos deportivos que los homenajearan. Yo la verdad que no cuento con un estudio universitario y sé que es muy valioso para llevar a cabo cualquier trabajo literario. El libro apareció, en el sentido de que empezaba año tras a año a encontrar más militantes revolucionarios que habían jugado al rugby. Y que sentí la necesidad de volcarlo en la página de Facebook del torneo. A través de sus familiares creo que se fue nutriendo la historia de cada uno. Y eso me hizo pensar que podía plasmar en notas primero sus historias. Fue de enorme ayuda Daniel Cecchini, porque es un gran maestro del periodismo. Me dio la oportunidad para que pudiera publicar en su página Socompa. Él me enseñó con mucha paciencia que los errores que cometía, a través de las crónicas que escribía, podían transformarse en un libro. En las canchas fue Eliseo “El Chapa” Branca, pero en el libro fue Daniel Cecchini. Él me enseñó a atreverme a contar las historias.
  • Para poder contar las historias de los desaparecidos es necesario el testimonio de los familiares ¿Tuviste algún problema con eso?
  • Hay familiares a los que no pude acercarme o que piensan que esto no debería llevarlo a cabo alguien que no es familiar de uno de los desaparecidos. Que preguntan: “¿Por qué hacés esto? ¿Cuántos familiares tenés desaparecidos en tu familia?”. Yo los hice propios, de mi familia. A través de la investigación, de ir a los clubes, sé del día en que nacieron, del día en que contrajeron matrimonio, del día que se recibieron y del día en qué desaparecieron. Por ahí me puedo olvidar del cumpleaños de un familiar, pero no de ellos. La memoria de ellos para mí es una pasión. La memoria que llevo adelante es una pasión, lo necesito. Hay familiares que no están de acuerdo porque no soy hija de desaparecidos, ni hermana de desaparecidos y eso suele pesar. Pero creo que tenemos que darnos cuenta que a todos nos duelen los 30 mil y todos deberíamos hacer algo. Por lo menos eventos para recordarlos. En este caso es un evento deportivo y un libro. Yo creo que hacen falta muchos libros. Porque esto para reivindicarlo falta muchísimo todavía.

Este viernes 4 de noviembre comienza en Santa Fe una nueva edición del Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos. En tiempos de negacionismo, es para celebrar que la Cámara de Diputados de Santa Fe haya declarado de interés provincial al torneo. Así como que el deporte sirva para mantener la llama de la memoria encendida. Y que más personas puedan decir como Carola cuando le preguntan porque organiza los torneos y cuenta las historias: “Yo hago esto porque tengo 30 mil familiares desparecidos”.

Autor

  • Nació y vive en La Boca. De profesión librero. Periodista de oficio. Fundador y director de Lástima a nadie, maestro, donde escribió y editó tres libros: Crónicas Maradonianas (2021), Fuegos de Junio (2022) e Ilusión Eterna (2023). También editó y escribió en Semilleros (2023). Dicta talleres sobre diferentes temáticas como: periodismo, literatura o deporte. Considera que escribir es fundamental para seguir vivo.

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