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SOCIOS ETERNOS

SOCIOS ETERNOS

El 7 de diciembre de 2021 Racing restituyó los carnets a sus hinchas desaparecidas y desaparecidos y pasó a nombrarlos como Socios Eternos. Las historias de los y las 46 quedaron reflejados en el libro de Julián Sher que lleva el mismo nombre. Estos dos textos forman parte de él.

Todavía

Todavía esas manos acarician carnets de cara al cielo del Cilindro. Certifican aquella maravillosa definición que Roberto Santoro estampó en la introducción de Literatura de la pelota: “’Lo culto’ entremezclado con ‘lo popular’, ya que el fútbol, el fóbal o la pelota, como ustedes quieran llamarlo, es algo que pertenece a cada uno de nosotros porque se impone a todos por pura presencia”.

Todavía esas manos acarician carnets de cara al cielo del Cilindro. Ratifican aquello que Agustín Tosco dijo en el pasado como si hablara de este presente: “Porque esa violencia que no se pregona todos los días, pero que tiene sus muertos todos los días; la violencia del sistema del lucro, la violencia del sistema de la explotación del hombre por el hombre, está dada todos los días en aquel que no tiene pan para comer, que busca trabajo y no lo encuentra; está en aquel que no tiene suficiente indumentaria para vestirse; está en aquel que pasa toda su vida buscando un techo donde guarecerse; está en aquel que tiene que recurrir a los hospitales de beneficencia o tiene que morir de la enfermedad por falta de tratamiento médico”.

Todavía esas manos acarician carnets de cara al cielo del Cilindro. Se corresponden con aquella frase de Rodolfo Walsh que recorre la identidad: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.”

Todavía esas manos acarician carnets de cara al cielo del Cilindro. Honran a los 46 socios eternos de Racing, o sea, a nuestros 30.000, o sea, a las ideas y a las batallas imprescindibles, o sea, a la convicción de que un mundo justo –y no sólo más justo- es posible.

Ser Santoro
(Roberto Santoro está desaparecido desde el 1 de junio de 1977. 45 años ya. Éste es su capítulo en Socios Eternos. Ahora y siempre)

Al cajón central del escritorio de Roberto Santoro le faltaba su carnet de socio. Ya no. Neneca llega de noche al departamento de la calle Fraga, entra al cuarto que mantiene impoluto y apoya el cuero nuevo con el escudo de Racing en el frente al lado de las figuritas del Equipo de José. La casa está en orden.


Su hermano no era sólo un poeta: “Rechazo ser travesti del sistema, esa podrida máquina social que hace que un hombre deje de ser un hombre, obligándolo a tener un despertador en el culo, un infarto en el cuore, una boleta de Prode en la cabeza y un candado en la boca”.


Militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, por eso lo secuestraron el 1 de junio de 1977. Ese día, José Martínez de Hoz, el ministro de Economía, anunció una reforma financiera de corte neoliberal. El hambre planificado de millones, es decir, el reverso del exterminio de 30.000.


Neneca pisa el Cilindro con un sobrino y con la nena de su sobrino. Todos de apellido Santoro. En cada acto recolecta una nueva anécdota sobre su hermano, ese tipo que le escribió un poema al fútbol y se lo dedicó a los compañeros de equipo y al Racing Club. Toma el carnet con las dos manos y se lo muestra al público. Santoro está de bigote y con boina. Lluvia de aplausos para el autor de Literatura de la pelota. Fecundó esa maravilla en 1971. León Scher le regaló un ejemplar a su hijo a comienzos de la década del setenta. Su hijo crió a los suyos contándoles que Santoro era de Racing y que estaba desaparecido. Los hijos del hijo de León ya son padres y andan repitiendo a sus pequeños que Santoro es socio eterno de la Academia. La memoria estalla hasta vencer.


“El hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía”. Lo dijo Ernesto Guevara. Santoro peleó desde joven por esa utopía colectiva. En el medio, se casó y se escapó de su luna de miel para ir a la cancha. La anécdota gana terreno en el boca a boca de la tribuna. “Y qué más por este amor”, respondería Andrés Ciro Martínez.


Por el césped, devolviendo saludos, avanza Neneca. De golpe la paran dos pibas con la camiseta puesta. Le piden una foto. Acepta por supuesto. Abre el carnet: Santoro está presente. Ahora y siempre. La leyenda continúa.

Autores

  • Julián Scher es Maestrado en Ciencia y Política y Sociología (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales- FLACSO) y Licenciado en Sociología (UBA). Autor de los libros “Los desaparecidos de Racing” y “Socios Eternos”.

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  • Integrante del colectivo DALE! Estudiante de Diseño de Imagen y Sonido (DIyS) en la Universidad de Buenos Aires (UBA)

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