ORO EN EL ARCOÍRIS
En esta historia hay montañas, un arcoíris y mucho, pero mucho oro. Pero no de ese que se junta en lingotes, tampoco aquel que se solidifica en pequeñas pepitas. Cualquiera puede conseguir piezas así. El oro que tiene esta historia es uno que parece difícil de encontrar pero que, si se observar, está por todos lados. Es ese que mueve realidades y transforma lo que está alrededor, buscando ser y estar con otros y otras. Ese que da la primera chispa para cualquier transformación. Es el fuego que llevan adentro aquellas personas que no se conforman con sus propias sonrisas, que necesitan que sean contagiosas. Ese fuego, esa fuerza, son oro.
No hace falta irnos hasta el final del arcoíris para encontrarlo en una olla custodiado por duendes. Sí, en cambio, atravesar algunas montañas, más precisamente la zona de Sierras Chicas, al noreste de la provincia de Córdoba. Este oro podemos encontrarlo en Unquillo, Salsipuedes o Río Ceballos. Pero en esta última localidad está el origen. Para ser exactos: un miércoles a las 21hs del año 2016.
Esta historia que podría sonar a cuento también tiene magia. Mucha. De esa que tienen las personas comunes cuando se juntan para crear algo y compartirlo con otros, con otras. Esta es la historia de Arcoíris Fútbol Club, de cómo devino organización, comenzó a trabajar en las juveniles de Sportivo Forchieri de Unquillo y unas cuantas cosas más.
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Laura Cortéz es licenciada en psicología por la UNER especializada en políticas públicas. Vive en Unquillo y es una de las fundadoras de Arcoíris. “Empezamos en 2016 a jugar a la pelota en un lugar que está en Río Ceballos, que es como una especie de club que tiene una pileta y que se llama Arcoíris. Hasta el día de hoy seguimos jugando ahí los miércoles a las nueve de la noche. Y en los terceros tiempos empezamos a pensar en qué hacer para que podamos jugar nosotras, las pibas. Y ahí comenzar a generar el proyecto. Esto llevó tiempo: arrancamos siendo un equipo de fútbol, que lo mantenemos, y devenimos en organización”.
En 2016 eran pocas las organizaciones que vinculaban fútbol y feminismo, pero estaban generando un movimiento en las placas tectónicas de la sociedad que marcaría los años siguientes. Desde aborto legal hasta el fútbol semiprofesional y televizado. Quizás la más conocida de estas organizaciones sea La Nuestra, el proyecto de la Villa 31 en Capital Federal que le pone el cuerpo al juego como un derecho para las pibas del barrio.
Florencia Bracco forma parte del cuerpo técnico que dirige a la primera femenina del Sportivo Forchieri en Unquillo. Es Licenciada en Trabajo Social por la Universidad Nacional de Córdoba. También es Directora Técnica con licencias C y B. Actualmente está cursando la licencia A en Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino. También es fundadora de Arcoíris. “No había ni organizaciones. Abriendo la cancha fue la primera en Córdoba. Después de conocer a La Nuestra en el Encuentro de Fútbol y Derechos en 2016 armamos algo acá. Y al año ya estaba Arcoíris funcionando en Sierras Chicas. Y empezó a haber otros grupos en Córdoba Capital”.
El fútbol femenino viene desde siempre acompañado por una modalidad comunitaria. Será con todas o no será. Entre asado, cerveza y fernet, Arcoíris fue creciendo de un grupo que jugaba al fútbol una vez por semana a una organización que viajaba a diferentes encuentros vinculados a fútbol, feminismo, política o todo eso junto. “Entonces empezamos a hacer cosas juntas con Arcoíris que no era todavía en el territorio pero sí todo lo que son los Encuentros Nacionales (NdR Encuentro Nacional de la Mujer), los encuentros de fútbol y derechos. Las cosas que hacíamos más de articulación te van llevando a pensarte como organización”, rememora Florencia Bracco. “Nunca fue una idea de una sola persona sino una construcción realmente colectiva pensando en estas necesidades: tener un lugar para jugar, donde entrenar. Ahí te vas metiendo y vas pensando. Es muy importante la trayectoria y la implicancia de muchas o nuestra forma de vida en la organización comunitaria”, completa Laura Cortéz.
Arcoíris se transformó en organización sin perder el juego, lo comunitario y la autogestión como medios para todo. Recaudan fondos a través de fiestas o ventas de pizzas. El domingo 5 de noviembre, por ejemplo, luego de la Primera Marcha del Orgullo en Sierras Chicas, Arcoíris organizó una fiesta para recaudar fondos a beneficio de todas las categorías femeninas de Sportivo Forchieri. En 2019, luego de un tiempo armando una escuelita de fútbol en Unquillo, Arcoíris comenzó a articular con el club Sportivo Forchieri para desarrollar todo el fútbol femenino. “Se arrancó con la inclusión de una de nuestras profes y después se fusionó la escuelita que teníamos ahí adentro. Ahora ya es todo lo mismo, solo que Arcoíris no es solamente eso”, explica Florencia Bracco. Hoy tienen una categoría sub-12, una juvenil para chicas de entre 12 y 17 años y la primera femenina del club que compite en la Liga de Colón.
Existen varias búsquedas por parte de quienes hacen Arcoíris en la experiencia con Sportivo Forchieri. La primera es garantizar el derecho al juego de las pibas, que tengan un espacio para desarrollarse, aprender y competir. Esto a veces no resulta fácil en las categorías formativas, ya que no hay una liga en la zona que permita una competencia como la que sí tiene la primera división. “Muchos clubes de por acá o diferentes organizaciones tienen sus escuelitas de niñas. Más o menos en Sierras Chicas hay unas nueve escuelitas y contra ellas armamos amistosos”, cuenta Florencia Bracco. El objetivo, además de la formación, es que puedan aprender a través de la competencia.
En esta búsqueda de espacios hay también un aprendizaje para las profes y para las pibas, que es otra de las búsquedas que tiene Arcoíris como organización. “Les estamos haciendo encarar con una pelota y encarar situaciones, no esa subordinación que se espera por ahí en la construcción de género en este deporte. Una de las cosas más molestas es no ser obedientes, no quedarse calladas. Eso es parte de construir una estrategia para pelear por tus derechos. Y nuestras compañeras también, porque por ahí se acerca una piba a jugar los miércoles y después se da cuenta que por ahí esto puede ser más que juntarse los miércoles para jugar al fútbol”, dice Florencia Bracco. “Poder generar estas estrategias que tienen que ver más como con una red y un empoderamiento. Una fuerza colectiva y personal. Eso después repercute en toda la vida”, añade Laura Cortéz.
“Hoy en la primera estamos trabajando como cuerpo técnico con Joaquín un pibe del masculino de Forchieri que es profe, yo, Laura, Mariana y Belén, que son tres profesionales específicas, laburamos a la par. Y eso en un club amateur de la Liga de Colón nadie lo hace. Si no fuera porque nuestra organización apuesta a eso, esto no existiría. Hoy tenemos a cuatro pibas de primera que son profes en las categorías inferiores, que es lo que siempre quisimos: que las mismas jugadoras sean las que les enseñen a las más chicas. Y el nivel de esos entrenamientos, sin ser unas profesionales, es muy bueno. Como tienen buenos entrenamientos, ellas puede trasladárselo a las más chicas”, saca pecho Florencia Bracco. “El deporte no solo es un derecho, es, ante todo, puente a otros derechos”, escribió Bárbara Pistoia en su texto sobre Lionel Scaloni en el libro Semilleros. “En Arcoíris vemos al deporte, al fútbol, como herramienta. Es desde ese lugar que lo laburamos”, coincide Laura Cortéz sobre la experiencia en Arcoíris.
El fútbol es el punto de partida para todo lo que mueve esta organización. Hay diferentes formas adentro de la misma de involucrarse. “La cuestión territorial es lo más importante, nos pone en un lugar político, pero hay un montón de gente que va a jugar a los miércoles o va a jugar los torneos con la camiseta de Arcoíris y no tiene nada que ver con la organización. No se sientan en una reunión a discutir nada, pero son parte de Arcoíris. Esa también es la diversidad del espacio. Son distintas formas de participar, porque sabés que todas esas pibas si hacés un evento están, si hay que comprar unas pizzas para juntar plata están”, explica Florencia Bracco.
Al final de todo, es cuestión juntarse. Tejer redes, estar acompañadas y poder ganar derechos para que la realización sea siempre con otros y con otras. En tiempos donde la discusión política gira hacia el individualismo y el sálvese quien pueda, Arcoíris apuesta a lo comunitario como camino hacia una vida un poco más justa. Un camino donde, seguramente, al final del arcoíris se encuentren con cuestiones mucho más valiosas que una olla de oro.