EL PLAGIO MARADONIANO DE JAVIER MILEI
Samuel “Chiche” Gelblung contó una vez que durante una negociación, el entonces presidente Carlos Menem le preguntó con ironía a Héctor Magnetto, CEO de Clarín, si quería ser presidente. Puesto menor, dicen que respondió Magnetto. Para Javier Milei la tarea del presidente parece estar por debajo de su rol como conferencista. Paralizada la obra pública, Milei no puede dar discursos presentando un plan de viviendas o inaugurando un puente. Reemplazó ese espacio comunicativo por hacerse presente en cuanto foro, expo o congreso se le presente. En Palermo, Puerto Madero, Madrid, California o donde su palabra sea demandada. Se lo puede ver en este rol, al menos, una vez a la semana. No da conferencias de prensa ya que el periodismo podría cuestionarlo. Él, como ex cantante, requiere de un público. Aplausos, luces bajas y miradas cómplices. Por edad y crianza conurbana, podríamos decir que es una suerte Iván Noble o Andrés Ciro Martínez al que la música le dio la espalda y tuvo que inclinarse por la economía.
La crianza rockera de Milei también está presente en la repetición. Una banda mantiene un repertorio y tiene que pasar obligadamente por sus hits para el estallido del público. Milei hace lo mismo pero con sus teorías económicas, excusas gubernamentales y chicanas a quienes lo critican. Para él no importa el escenario, la canción sigue siendo la misma. Nunca falta la salvación de la “hiperinflación monstruosa”, “los delincuentes de la política”, “motosierra y licuadora”, “déficit cero” y “el ajuste más grande de la historia de la humanidad”. También hay lugar para caracterizaciones como “empresarios prebendarios”, “periodistas ensobrados”, “gansos”, “chorros”, y “delincuentes”. A ellos se les está sumando “Argentina es un país raro”, paso previo a decir ustedes no me entienden. El greatest hits de Milei no falla.
El miércoles en la ExpoEFI –Exposición sobre Economía, Finanzas e Inversiones en La Rural-, luego de mentir descaradamente sobre la baja del precio en los alquileres y antes de augurar un futuro próspero donde seremos felices, comeremos perdices y alcanzaremos el top mundial, Milei metió un nuevo hit. “Para todos esos que descreen de la economía de mercado, les dedicaría la frase de Maradona. Ojo que hay dos, yo hago referencia a una que se puede sintetizar en tres letras: LTA”. Una rareza escuchar el nombre de Diego en un lugar como la ExpoEFI. También resulta extraño que el presidente lo cite cuando en junio de 2016, por ejemplo, lo había llamado “mardedroga”.
Vos también la tenés adentro
El 14 de octubre de 2009, en la sala de conferencias del Estadio Centenario de Montevideo, Diego Maradona, por entonces director técnico de la selección argentina, habló ante los periodistas. Argentina le había ganado 1 a 0 a Uruguay asegurando su clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010. La euforia de su llegada al seleccionado argentino había dado paso a fuertes críticas por parte del periodismo argentino. Los resultados no habían sido los mejores, pero a eso se mezclaba un clima de operaciones periodísticas para con la AFA por el cambio de derechos de televisación. Grondona había roto el contrato con Torneos y Competencias, propiedad del grupo Clarín, y le había dado la televisación al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Era el comienzo del Fútbol Para Todos.
Después de los agradecimientos a los jugadores y a su familia llegó la primera pregunta. “¿A quién le dedicás el triunfo”?, preguntó un periodista formoseño. “A los que no creyeron, con el perdón de las damas, que la chupen. Que la sigan chupando”. No la vieron, sería la versión mileísta. “Ustedes me trataron como me trataron, sigan mamando”. El recuerdo se va con esa frase por sobre el partido y por sobre otra pregunta en particular. Cuando le propusieron evaluar su “proceso” en la selección, Diego dijo: “proceso no me gusta, proceso me suena como a Videla, como a Galtieri”. Tiempos de cuadros bajados camino al bicentenario.
Pero el punto más alto estuvo en la pregunta siguiente. “Diego aquí Juan Carlos Pasman estamos en vivo para América 24…”. Maradona lo interrumpe. “Vos también Pasman, vos también la tenés adentro”. Maradona inventó el gol a los ingleses, la mano de Dios y a Toti Pasman. Esta respuesta y el “que la sigan chupando” escandalizó a gran parte de los medios argentinos. Salió a flote el “mirá lo mal que quedamos ante el mundo”. “Las tías culturales y su pacatería se escandalizan por cómo, Maradona, con sus modales de mal educado, nos hace quedar a los argentinos en el exterior”, escribió en 2018 Juan Manuel Sodo en sus 10 tesis sobre el 10.
El momento que eligió Diego para pronunciar esas dos frases es bastante similar al que atraviesa hoy el gobierno de Milei. Un espacio para el festejo luego de que le entraran varias manos. Argentina había clasificado raspando al mundial, algo que hace de manera constante desde el año 1970. Milei parafrasea a Maradona el día en que logra sacar su primera ley, acordando hasta lo más profundo con su odiada casta, y en el que le renovaron el préstamo Swap con los comunistas de China. Cada uno festeja lo que puede.
Somos todos Villarruel
Mientras Milei hablaba en La Rural para un grupo de empresarios, en el congreso debatían la última versión de la Ley Bases. “La ley fitito”, como la llamó Martín Rodríguez después de la gran cantidad de recortes y modificaciones que se le hicieron para que finalmente fuera aprobada. Desde la mañana, Guillermo Francos parecía estar auspiciado por bic, las negociaciones iban desde promesas para las provincias, cambios en la ley, hasta posibles cargos para senadores. Si no puedes con la casta, únete a ella.
Afuera del Congreso las calles parecían la escenografía de Mad Max –la de Mel Gibson-. La humedad y la bruma hacían al humo de los gases y las barricadas más denso. La tarde gris, marca registrada del otoño porteño, sumada a los autos incendiados –al parecer por infiltrados de las fuerzas seguridad- hacían suponer que se votaba en una ciudad sobreviviente a una guerra nuclear. En las redes oficiales del gobierno el delirio era tal que hablaban de golpe de estado. Si hubiera un golpe de estado ustedes estarían de acuerdo, ironizaron en Twitter. Mientras la policía organizaba un cerrojo para cazar manifestantes, la sesión seguía su curso. El boca de urna –una pasión argentina- versión senado de la nación cambiaba minuto a minuto. Que se caía. Que salía. Que había empate (spoiler alert, fue empate). Hubo tiempo para que efectivos policiales escucharan a un grupo de manifestantes cantarles una versión a capela de “Ya no sos igual”, la canción de 2 minutos. También para que José Mayans, jefe de bloque de Unión por la Patria, le resumiera así nomás la saga Terminator al presidente.
Pero algunas horas antes de que Villarruel se transformara en la Montiel del oficialismo, a unos nueve kilómetros del Congreso, hubo una respuesta a aquella cita maradoniana de Milei en La Rural. En el barrio de La Paternal no solo descansan los recuerdos de las primeras gambetas de Diego, también vive su nombre en el estadio, se canta por él a los diez minutos de cada partido y está el santuario, ese espacio sagrado donde los fieles maradonianos del mundo se acercan a rezar para que D10S escuche sus plegarias. Antes del comienzo del partido entre Argentinos Juniors y Central Córdoba de Santiago del Estero, gran parte del Estadio Diego Armando Maradona cantó: “el que no salta votó a Milei”. Y mientras el árbitro estaba por dar el pitazo inicial, se escuchó: “la patria no se vende”. Empezó por unos pocos y terminó siendo acompañado por las trompetas de la barra brava. Hasta Diego “el Chavo” Fucks, el comentarista del partido, dijo: “bien cantado”.
Una parte de la población cree que si Diego estuviera vivo Milei no sería presidente. “(…) los poetas rioplatenses todo el tiempo quieren hacerle decir a Diego cosas que socaven la avanzada del neoliberalismo en el continente”, escribió, premonitorio, Juan Manuel Sodo en 2018. En el país de los garrochazos, ahora es Milei el que plagia a Maradona. El tiempo dirá si el cover fue excepcional o si se une al greatest hits del presidente conferencista.