Ensayos
Jueguen al borde

Jueguen al borde

Me invitan a escribir dos o tres párrafos respecto a Francisco y el deporte, y se me ocurren estas tres o cuatro cosas que comparto.

Hay un planteo de Francisco que lo ha hecho en muchos casos porque es un concepto que estructura su noción del cambio, y yo diría también de la vida, pero que le ha dirigido mucho a los jóvenes y es una metáfora que quizás directamente un planteo de tipo deportivo y probablemente futbolístico, – dicho por un argentino de cuál deporte va a ser-: ese planteo es que jueguen al borde, una cosa que le ha dicho a los jóvenes durante el sínodo de la juventud, se lo ha dicho a los jóvenes argentinos, casi como una invitación, como un permiso, como una exigencia, como una indicación, una manera de jugar, jugar al borde.

Por desborde uno podría decir que es el criterio, la estrategia y el concepto que tiene Francisco de cómo se transforman las cosas, y me animaría a decir cómo se toman las decisiones y cómo se juega en la vida, en la historia, en el papado, en la iglesia, en el camino histórico, personal y colectivo. Jugar al borde y el desbordamiento, algo que nos hace ir más allá de las reglas o de las líneas trazadas, pero también de los propios límites. En esta circunstancia ese es el concepto de juego. Juego no es lo que meramente transita entre las reglas, sino lo que se mantiene al borde de ellas siempre a punto de desbordar. Esa es la fascinación, la hermosura y la alegría que también nos genera jugar y de algún modo está sublimado en el deporte y dirías que, en particular en el súbte, en el fútbol, mucho de eso. No sé qué es ese fallido, pero en todo caso es una corriente subterránea me parece que nos marca de dónde viene una fuerza que seguramente todos los que juegan la sienten alguna vez. Entre tener algo contenido, con fronteras, con coordenadas, con líneas y el desborde del juego, la fuerza propia de entrar en acción.

Después hay una segunda cosa en un papa jesuita y además argentino, la idea de combate espiritual, que es muy propia de la espiritualidad jesuita, de la espiritualidad ignaciana y específicamente también del pensamiento y de la formación, la conformación del pensamiento de Francisco.

 Finalmente, el deporte tiene mucho de disciplina y combate, de la dialéctica entre el combate y la disciplina y de la presencia. Lo que tiene me parece en común algo del concepto de la vida y del discernimiento y del modo de hacer de Francisco es que hay que hacerlo en presencia, hay que hacerlo estando, hay que tomar las decisiones yendo a fondo en el momento. La manera de tomar decisiones es tomar distancia por el lado de adentro de una cosa. Los que sean jugadores, yo no lo soy, seguramente lo podrán traducir, pensar o interpretar mejor porque seguramente lo han vivido en los términos en que se toman decisiones en un juego. Y también lo que eso va significando en cualquier trayecto de, voy a decir una palabra que está mal vista, pero de competencia. No ser competitivo sino ser competente y también que implica ser consistente con la situación y con uno mismo. Buscar el punto de consistencia, de insistencia e inspiración de la situación, el mundo y uno mismo.

Por eso un planteo muy fuerte de Francisco es estar en el mundo, pero contra la mundanidad. En términos más de cita evangélica, del pensamiento o de las cosas que dice el evangelio, está en el evangelio de Juan. Estén en el mundo sin ser del mundo. Hay algo ahí también me parece que en términos deportivos se puede pensar.

Creo que nosotros elegimos en Facto Francisco como emblema de lo que hacemos el tremendo, maravilloso, mágico abrazo de Francisco y Maradona, de Francisco y el Diego, de Francisco y el Díez. Como símbolo de muchas cosas, de contradicción, de argentinidad, de cierta gracia. Nosotros lo llamamos en toda la operación que desde Facto Francisco hemos tratado de hacer sobre la recepción del Papa, que es sobre lo que hemos querido trabajar, es algo que llamamos los binomios fantásticos. Binomio fantástico es un concepto, una idea de un escritor italiano, gran escritor de cuentos para niños, sobre todo Gianni Rodari, que tiene un libro muy lindo que se llama Gramática de la fantasía, una introducción al arte de contar historias. Y un binomio fantástico es básicamente un par, dos que se encuentran, un encuentro inesperado de dos. Un encuentro de dos donde hay como una disonancia, una sorpresa, algo que desata lo fantástico. El abrazo de Francisco y Maradona es sin lugar a dudas un paradigmático binomio fantástico y nos introduce al arte de contar historias y nada más y nada menos que la historia de estos argentinos universales y de los argentinos que también nosotros somos en este siglo tan tremendo.

Hay que registrar, hay que reflexionar en este país donde somos pocos, los argentinos somos pocos en un país inmenso, 50 millones el octavo lugar en extensión del mundo y sin embargo nuestra capacidad de proveer íconos, imágenes universales es tremenda. Bueno, ya con el Papa y Maradona sobraría, con cada uno de ellos ya alcanzaría y sobraría, pero le podemos agregar a Mafalda, le podemos agregar por supuesto a Messi, le podemos agregar al Che Guevara, le podemos agregar a Evita, son como imágenes de humanidad que se ponen frente a la humanidad y conforman un binomio fantástico. Porque interroga, porque desata historias, desata inspiraciones, sentimientos, anticipaciones, contradicciones, discusiones, encantos.

Quiero volver un poquito sobre el abrazo de Diego y el Papa, también ahí hemos sabido decir es un abrazo de argentinos, mucha gente decía ¿por qué ponen eso? Bueno, nosotros no lo pusimos, el abrazo se lo dieron, lo inventamos nosotros con un collage como hemos hecho tantos sobre la figura del Papa en el portal Factor Francisco que por otro lado les invito a visitar. También es una pecardía doble, por un lado es el Papa y un pecador, sin duda, el Papa y un argentino del pueblo, sin duda, el Papa y su jefe, una jerarquía enredada, como decía un teórico muy inicial de la inteligencia artificial que decía la inteligencia artificial se genera con jerarquías enredadas, el Papa y Dios, el Papa con su jefe, pero también el Papa y con alguien que representa contradictoria, bella y amorosamente y alegremente a su pueblo, también heridamente, con heridas, creo que también lo pone ahí, no con su jefe, pero sí, sin duda, con su referencia o en todo caso con el amor de su jefe, el amor de Dios que es el pueblo, que es el mensaje central de Francisco. También me parece que hay algo ante la pregunta que le ha hecho algún periodista, ¿quién prefiere usted, Maradona o Messi? Y el Papa con mucha picardía, con mucha astucia, con mucha capacidad deportiva, diría yo, como buen atleta de la respuesta y de la interrogación, creo que con mucha elegancia también, salta por sobre eso y contesta: Pelé, y en ese sentido me parece que abre el juego, por un lado quizás se evade, alguno podrá decir, pero también y sobre todo me parece con mucha pimienta poniéndose muy picante y nos dice vayamos más allá de esos que no son binomios fantásticos, sino que son contradicciones que no nos sirven si las vemos solamente como una elección. Entonces elige a un tercero un poco para hacernos reír un poco y de paso cuestionarnos e invitarnos a pensar y en particular diría también a levantar la mirada, yo creo que en ese sentido y otra vez creo que esto se puede decir en términos muy propios para gente que habla de deporte, de fútbol, es una invitación a la grandeza, la grandeza es la contrapartida del desbordamiento, uno no se puede desbordar si no es capaz de ir más allá de los propios límites y para ir más allá de otros límites hay que tener una especie de visión de lo que todavía no se ve que es un espacio, un tiempo, un campo de relaciones, un campo de elecciones, un campo de juego más grande que aquel en el que estamos jugando.

Para todos los que juegan, para todos los que se encuentran en un campo de juego, del deporte que fuera, creo que ese es el gran mensaje cristiano, evangélico, pero también humano, antropológico, histórico y argentino de Francisco, que es soñar en grande para poder jugar al borde y para poder abrir un juego nuevo en la vida, en la historia, en el mundo, en la humanidad y en Argentina.

Autor

  • Comunicador y educador. Miembro del centro Nueva Tierra y los equipos de asesoría de las agencias de solidaridad internacional Misereor y Pan para el mundo. Coeditor de Factor Francisco (www.factorfrancisco.org). Consultor en formación de dirigentes y acción política, comunicación estratégica y pedagogía, cooperación internacional y desarrollo institucional. Trabajó como formador en ámbitos sindicales, ecuménicos, partidarios, organizaciones sociales y gestión pública. Nacido en la misma tierra que Eva, Borges, Maradona y el Papa, pero también enamorado de palestina y su pueblo.

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