EL CLÁSICO DEL GOLFO: ENTRE EL KARMA Y EL ORGULLO
Hay una hermosa canción de Charly García que se titula “El karma de vivir al Sur”. Si uno analiza ciertas características de la actual Primera Nacional, eso del karma parece dar en la tecla. Al tiempo que se hicieron un lugar en la categoría, Guillermo Brown y Deportivo Madryn deben viajar infinidad de kilómetros por todo el país a lo largo de cada temporada. Según un registro del sitio Interior Futbolero, los 2 equipos encabezan ese ránking con mucha diferencia sobre el resto. Mientras “La Banda” y el “Aurinegro” harán a lo largo de este 2024 un total de 52 mil kilómetros cada uno, quienes lo siguen son los equipos más norteños (Gimnasia de Jujuy y Gimnasia y Tiro de Salta) que harán 4 mil kilómetros menos. La mitad de los 38 equipos hará menos de 20 mil, con un podio integrado por Almagro, Nueva Chicago y Defensores de Belgrano.
Pero no estamos acá para quejarnos. El karma también puede ser un motivo de orgullo. De las 6 provincias patagónicas, Chubut es la única que tiene representación entre las 2 categorías principales del fútbol argentino. Y dentro de ese territorio, es Puerto Madryn, una ciudad con más de 120 mil habitantes, la que concentra a esas dos instituciones que este domingo protagonizaron un nuevo episodio del “Clásico del Golfo”.
En un partido manchado por la actuación del árbitro Comesaña, Deportivo Madryn se quedó con la victoria por 1 a 0 en el estadio de Guillermo Brown y cerró una semana inolvidable, ya que días antes celebró sus 100 años de vida y lo conmemoró a lo grande, incluyendo la visita del Chiqui Tapia para acompañar la inauguración de diversas obras.
Pero más allá del dato coyuntural, la historia de este clásico tiene múltiples episodios. Es una historia riquísima de clubes que se fueron consolidando en una ciudad de puertas abiertas y con espíritu deportivo por doquier. Guillermo Brown apareció en escena 21 años después, el 14 de enero de 1945, y a los pocos meses de haber sido fundado -el 25 de mayo de aquel año- se disputó el primer cruce. Y fue el equipo que toma el nombre de aquel almirante irlandés que batalló en las guerras de la Independencia el que se quedó con el triunfo por 6 a 3.
La mayoría de los duelos futboleros -y vale aclararlo porque el otro deporte con gran presencia y una dosis de rivalidad también intensa es el básquet- entre ambos equipos se dieron en el marco de la Liga del Valle, una competencia que aglutina al Valle Inferior del Río Chubut (con las ciudades de Trelew, Gaiman, Rawson y Dolavon como polos principales) junto a Madryn, estrechamente conectada a las anteriores. Dicha liga, cuyo puntapié inicial data del año 1942, tiene como máximos ganadores a Germinal de Rawson – hoy haciendo una gran campaña en el Federal A – y a Independiente de Trelew – el único equipo de la zona en jugar en la máxima categoría allá por el Nacional 1972 – con 28 títulos. El mano a mano madrynense se inclina para el aurinegro con 21 trofeos contra los 13 de la banda.
Sin embargo, en los cruces más importantes, las victorias, hasta lo ocurrido anteayer, siempre le correspondieron a Guillermo Brown. Los dos enfrentamientos en el Federal A 2014, la Copa Argentina 2014/15 definida por penales y el primer clásico en la Primera Nacional, el 23 de marzo de 2022, disputado en el estadio Abel Sastre, la casa del Deportivo Madryn.
¿Cuáles fueron hasta aquí los greatest hits de ambos? Brown empezó a codearse con la Primera Nacional (extinta B Nacional) en el año 2012 con su primer ascenso. Fue una temporada durísima que terminó con su rápido regreso al entonces Argentino A tras una promoción con Crucero del Norte. Pese a esa caída, se dio grandes lujos en un año irrepetible para la categoría: empató con Rosario Central en Arroyito y también le sacó un punto a River en el Monumental. Desde 2015 volvió a situarse en la Segunda División y en la temporada 2016/17 terminó tercero detrás de Argentinos y Chacarita, frustrándose así el sueño máximo: ser de Primera.
Lo del Deportivo Madryn es un poco más reciente. Subió a la Primera Nacional a fines del 2021 cuando en la cancha de Arsenal venció a Racing de Córdoba por 1 a 0. En el 2022 estuvo muy cerca de meterse en el Reducido para subir y además se convirtió en el único equipo patagónico en llegar a octavos de final de la Copa Argentina luego de eliminar a Huracán y a Tigre.
Política, gestión y sentimientos
Hace unos días la cuenta de X (ex Twitter) @centrojas publicó una foto de la década del 60 que decía: “Hinchas de Brown de Puerto Madryn viajando más de 100 Km. de ida y vuelta a Trelew en la cabina de las camionetas para seguir a su equipo bajo el frío cielo Patagónico, hablame de amor”. No es cuestión de andar midiendo las pasiones, pero hay algunas que quizás sean más fuertes que otras, en términos de los desafíos que implica. Patagonia es belleza, pero también son distancias enormes y climas hostiles. Contra todo eso, el hincha siempre se organizó para estar presente y contribuir al crecimiento de los clubes. De canchas de tierra y localías prestadas a céspedes bien cuidados y estadios que no tienen nada que envidiar a otros pares o incluso de la categoría superior.
En ese marco, las dirigencias han estado a la altura para que Madryn ya no sólo sea una ciudad que atrapa turísticamente, con las ballenas como sus figuras centrales, sino un polo futbolístico y deportivo, con un arraigo fuerte en lo social, que asume sus dificultades pero también sabe que tiene con qué molestar, incomodar y hasta soñar.
Mariano Eliceche y Ricardo Sastre son quienes ejercen las presidencias de ambos clubes. De recorridos diferentes, ambos tienen un nexo con la política local y provincial dando lugar a esa interrelación, no siempre aceptada pero absolutamente presente en general, entre el deporte más popular y la política. Eliceche es politólogo y es uno de los dirigentes más jóvenes al frente de un club (tiene 36). Su padre, Carlos, fue intendente de la ciudad entre 2003 y 2011 y también diputado nacional. En el caso de Sastre, también estuvo al frente de la intendencia entre 2011 y 2019, fue vicegobernador entre 2019 y 2023 y su apellido es sinónimo de Deportivo Madryn desde que su padre fuera presidente en los años 90 e imaginó el futuro de la institución en otras tierras, las que hoy le pertenecen allá en la zona norte de la ciudad, cerca del gigante ALUAR, la empresa de aluminio más grande del país.
Para los hinchas, la pasión no entiende de sacrificios y locuras. Florencia Asmus es fanática de Guillermo Brown, jugaba al básquet allí y dice que el club se convirtió, en un momento difícil de su vida, en un lugar de contención, de afectos y una gran familia. Recuerda un viaje a Sunchales 22 horas de ida y 22 de vuelta para ver a su equipo, del viaje a Buenos Aires para ese histórico partido en el Monumental. “Brown en mi vida significa amor, pasión, es mi casa, familia y amigos, alma y corazón, el cable a tierra, es no rendirse ante la adversidad, es tener la frente en alto”, afirma con emoción.
De la vereda de enfrente, Rafael Rosas recuerda que desde chiquito iba con su papá a la vieja cancha de la calle Fontana, que estaba justo atrás de su casa en el barrio 150 Viviendas. También que con su amigo Pedro se escapaban de la secundaria para ir a ver los partidos de básquet en el Viejo Palacio Aurinegro, con la complicidad de Liz Monocchio, secretaria del colegio y de un apellido emblemático para “el Madryn”. El sufrimiento de no tener cancha, tener que viajar como 80 km para jugar de local, esas tantas cosas vividas como hinchas, mezcladas con el crecimiento actual, le hacen sentir a Rosas que “ser aurinegro es incomparable”.
Con el desenlace del domingo a flor de piel, las pasiones seguirán a tope y las ilusiones no dejarán de crecer ni un segundo. ¿El karma de vivir al sur? Desde esta zona de la Patagonia, demuestran todos los días que la palabra es orgullo. El orgullo de vivir al sur.
Foto: Matías Arrascoyta.