Ensayos
EL PRIMER TOPO GIGIO

EL PRIMER TOPO GIGIO

Juan Román Riquelme le da la espalda a Franco Costanzo y camina alejándose de la pelota. Está por patear un penal pero le importa otra cosa. El director de cámara parece leerle la mente al 10 de Boca. En lugar de poncharlo a él y al arquero de River, elige enfocar a un tercero. Mauricio Macri tiene apoyado el codo contra el acrílico del palco presidencial. Todavía usa lentes para la vista y bigote. Se lo nota nervioso. En la oreja derecha lleva puesto un auricular. La cámara vuelve sobre Riquelme. Ninguna expresión en la cara. Baldassi da la orden. El 10 va hacia la pelota y patea al palo derecho. Costanzo vuela al mismo lugar y tapa el tiro. La pelota toma un efecto extraño. La parábola la lleva hacia arriba y rumbo a la otra punta del área chica. Riquelme va a buscar. Salta, cabecea y manda la pelota a la red. Sus compañeros buscan abrazarlo pero él les dice que no con la mano. Que esperen. Corre en diagonal, cortando camino hacia el túnel por donde ingresan al campo de juego. Llega a la mitad de la cancha. Frena con un saltito corto y se lleva las dos manos detrás de las orejas. Frente a él, gritando el gol y fingiendo demencia, está Mauricio Macri.

Hoy se cumplen 23 años del legendario “Topo Gigio” de Riquelme al, por entonces, presidente de Boca. El nombre se lo puso el propio Román. Una vez finalizado el partido, cuando un periodista le preguntó el significado del gesto, el futbolista respondió que se lo había pedido su hija porque le gustaba ese personaje. Riquelme entendió que la potencia estaba en la imagen y no en su explicación.

El “Topo Gigio” fue un presagio. El prólogo de una disputa que todavía se está escribiendo. El 10 de abril de 2023, dos días después del 22 aniversario del festejo de Riquelme, Mauricio Macri dio una entrevista en Radio Rivadavia y habló del ahora presidente de Boca. Luego de incrementar la interna en Juntos por el Cambio por las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires y criticar al gobierno nacional, con Alberto Fernández todavía como presidente, fue consultado sobre su posible participación en las elecciones de Boca. Autoexcluido de las elecciones nacionales, Macri no dejó demasiadas dudas con su respuesta: “Voy a participar porque estoy muy preocupado por lo que está pasando en Boca”.

Quien terminó como candidato a presidente del macrismo en Boca fue Andrés Ibarra. Ex ministro de Modernización de la Nación (2015-2018), ex vice jefe de gabinete de ministros y ex secretario de Modernización durante la presidencia de Mauricio Macri. Lleva más de tres décadas junto al ex presidente. Ingresó a fines de los ochenta como becario en SOCMA, una de las empresas del Grupo Macri, para terminar siendo gerente de la constructora SIDECO, también propiedad de la familia de Mauricio. Luego pasó al Correo Argentino hasta que decretaron su quiebra. Cuando no tuvo más lugar en el ámbito privado, Macri lo designó Gerente General de Boca. Tras su paso por diferentes jefaturas en la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación, asumió el rol de intentar sacarle el poder a Riquelme.

Que Macri haya participado de las elecciones en Boca no solo se vinculaba con la posibilidad de que Riquelme vuelva a ganar las elecciones. También se relacionó al hecho de que la figura de Andrés Ibarra no resultaba muy conocida entre los socios y las socias del club. A pesar de la publicidad paga en redes sociales y de sus fotos con viejas glorias del club, el candidato del macrismo llevaba el peor estigma a nivel político: el desconocimiento. En política hay una cosa peor a que hablen mal de un candidato: que nadie hable de él.

Hasta abril del 2023 Ibarra había dado pocas entrevistas en los grandes medios de comunicación. Todavía la posibilidad de concreta de la llegada de las SAD era algo fuera de discusión. Pero ya algo dejaban entrever. Cuando busquemos la llegada de las SAD no diremos nada, pero habrán señales. El principal argumento de Ibarra para criticar a la gestión de Riquelme y Ameal era que se no utilizaba como debiera la marca Boca. No el club. No la asociación civil. La marca.

Luego vino un tiempo de silenzio stampa de parte de Ibarra y Macri. El Boca de Almirón avanzaba en la Copa Libertadores, no era recomendable hacer campaña contra un equipo que parecía acercarse a la obsesión. La derrota contra Fluminense y la no clasificación a la Libertadores 2024 encendieron a Mauricio. Envalentonado por el triunfo de Milei suspendió las elecciones. Alegaban que el padrón tenía decenas de miles de socios irregulares. El club respondió que las elecciones anteriores tenían una irregularidad similar y se habían llevado a cabo igual. Macri aceleró con todas sus armas: poder judicial y mediático. Riquelme, en modo James Dean, pisó a fondo con las suyas: tiempismo para declarar y apoyo popular.

El 3 de diciembre Román tuvo su 17 de octubre. Una caravana con más de 20 mil personas caminó las calles de La Boca desde el Parque Lezama hasta La Bombonera. Riquelme ya no solo defendía su gestión, defendía el club. Fue el primero en hablar de que lo que buscaban era suspender las elecciones, intervenir y privatizar. Macri del otro lado colaboraba con ese relato diciendo que había ofrecido al 9 de Qatar y que Boca podía ser el PSG de Sudamérica. La cuerda se tensó. La fecha no aparecía. El 12 de diciembre, día del hincha de Boca, se perfilaba como fecha para un nuevo reclamo por elecciones. La justicia le soltó la mano a Macri, aunque sea en este tema, y avaló las elecciones para el 17 de diciembre. A un año de la final del mundial de Qatar estábamos discutiendo, y votando, privatización sí o privatización no.

Milei fue a votar y recibió sus primeros insultos como presidente. El día anterior un temporal había causado destrozos en gran parte de la provincia de Buenos Aires, él estaba muy ocupado yendo a votar para hacerle un favor a Macri. Pero Mauricio prefirió no dar la cara. Al momento de las elecciones estaba viajando a Arabia. El que sí apareció por la Bombonera fue Andrés Ibarra. Más insultos para el candidato a presidente. No por opositor sino por haber intentado quitarle la posibilidad de votar al socio.

Juan Román Riquelme ganó con 30 mil votos. El presidente más votado de la historia del fútbol argentino en una elección récord. El 20 de diciembre de 2023 -a tres días de las elecciones en Boca, trescientos sesenta y cinco de la llegada de la Scaloneta al país con la copa y veintidós años del helicóptero de De La Rúa- Milei anunció el DNU 70/2023. En él se anunciaba la modificación de la ley que regula las entidades deportivas en Argentina. Las SAD, por primera vez en nuestra historia, dejaban de ser una amenaza para convertirse en una realidad.

Riquelme ya no usa la número diez ni lleva una cadenita por encima de la camiseta. Macri se afeitó el bigote y dejó los lentes para la vista. Pasaron más de dos décadas. Pero de la misma manera que en la cancha lo dejó expuesto como dirigente, en las urnas le destruyó el negocio. Si hoy Boca estuviera gobernado por Ibarra, con Macri detrás, sería un problema no solo para el club sino también para el fútbol argentino en su totalidad. Riquelme con su mate, las entrevistas vestido con el conjunto deportivo de Boca, los recuerdos con su madre, las frases que acarician el recuerdo de Diego, una caravana interminable por La Boca con el Chipi Barijho y Blas Giunta como guardaespaldas y la promesa de siempre defender a su club, le hizo un segundo Topo Gigio a Macri. ¿Será el último?

Autor

  • Juan Stanisci

    Nació y vive en La Boca. Escritor y director en Lástima a nadie, maestro. Escribe y colabora en medios digitales de Argentina, Uruguay y México. Es uno de los autores del libro Crónicas Maradonianas.