Especial 22 de junio
CORRÉ PELUSA, RESISTÍ, SOÑÁ, VOLÁ

CORRÉ PELUSA, RESISTÍ, SOÑÁ, VOLÁ

    El 22 de junio de 1986, a las 16:09, Diego Armando Maradona, el mejor jugador de todos los tiempos, se trepó definitivamente al cielo de los inmortales desparramando ingleses a su antojo. A 38 años del Gol del siglo, lo gritamos otra vez con el alma y volvemos a sentirnos inmensamente felices. 

     Corré Pelusa que, en las estrechas callecitas de Buenos Aires, desde los balcones y las terrazas, los criollos te protegen arrojándoles baldazos de agua y aceite hirviendo a los invasores ingleses. Jornaleros, artesanos, peones, esclavos, indios, pardos y morenos corren envueltos a esa pelota que gira indómita hacia la libertad.

    Corré Pelusa, que en Malvinas el viento helado congela hasta las hojas de los brezos y la noche es una pesadilla interminable. Soñá Pelusa, desplegá sin miedos tus alas revolucionarias que los soldados argentinos te abrazan el alma, te besan la frente, te cuidan, alertas, porque todos sabemos que no se puede confiar en el imperialismo “ni un tantico así, nada”. Mucho menos en los nuevos piratas de la vieja Albión, esos que visten una flemática camiseta blanca y juran lealtad a Reyes usurpadores.  

    Corré Pelusa, que la hazaña futbolera se despereza bajo un sol hostil que reseca las gargantas y chamusca la gramilla que hace 500 años pisoteó el genocida Hernán Córtez. Resistí Pelusa, que los pibes pobres gambetean la hambruna y se piensan Maradona mientras tu zurda inspiradora desparrama defensores gringos de cordón a cordón.

      Soñá Pelusa, que en la fabricas los trabajadores se aferran a tus fintas endemoniadas como quien atrapa una ilusión. Acurrúcate en los brazos de tu pueblo, subite a la caja del camión, al tractor, al bondi, al tren, a la bicicleta de reparto. Resistí Pelusa, aunque algunos, los menos, esos mismos que hace treinta y cinco años lloraban cubiertos en una bandera celeste y blanca y te erigían Rey, Dios, Héroe y Prócer, hoy con gesto adusto e indiferente dicen que fuiste apenas un jugador de fútbol, un negrito de mierda, un bocón, un drogadicto, un mal ejemplo, el hecho maldito de su pretendido país burgués. Resistí Pelusa, porque la miserabilidad humana es tan inabarcable como la magia de tu pie izquierdo. 

     Volá Pelusa, volá barrilete cósmico, volá  hasta la inmortalidad, que tu grito de gol sea por siempre un puño apretado gritando por Argentina. Volá Pelusa, que nosotros simples mortales, desde aquel inolvidable 22 de junio de 1986, no hacemos otra cosa que mirar el cielo, buscándote, buscándonos, reconstruyendo inevitablemente uno de los momentos más bellos y más felices de nuestras vidas.

Autor

  • Mario Giannotti

    Mario Giannotti. Periodista. Escritor. Profesor de Educación Física. Conductor del programa Doble 5 en Radio Universidad MdP, comentarista en transmisiones de fútbol en Radio Vinilo 89.1

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