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CLUB LIBERTAD

CLUB LIBERTAD

Pionero en el país y primero en Salta, el Club Atlético Libertad cumplió en estos días 122 años. Fundado en 1901 por un grupo de anarquistas en una ciudad casi aldeana, el devenir histórico lo tuvo siempre cercano a los movimientos políticos y sociales, pudiéndose trazar un paralelismo entre la historia de la región y la del mismo club.

En las polvorientas calles de una ciudad de Salta de fisonomía aldeana, con apenas un puñado de habitantes, desarrollo incipiente y los primeros intentos por construir una idea de Nación que permeara lentamente por el territorio argentino, un club de corte atlético se pergeñaba en el norte del país.

Serán los anarquistas, una vez más, los que harán punta en la idea de fomentar el agrupamiento social detrás de los ideales de socialismo libertario, convocando a obreros de todas las ramas y compañeros de ideas, con el fin de generar un movimiento colectivo que les permitiera fomentar el espíritu deportivo y las discusiones políticas. Bajo este ímpetu, nace el Club Atlético Libertad.

El rojo y negro serán los colores elegidos como insignia, en una clara manifestación política que refiere, según las versiones más extendidas, al negro como representación de la anarquía y al rojo como expresión del sindicalismo y la tradición socialista. Muchos clubes alrededor del país se fundarán bajo esta combinación, como evidente muestra de la ideología que movía mayoritariamente a las clases trabajadores por aquellos años.

Ampliando el marco de situación en la ciudad, el historiador salteño especializado en deporte, Fernando Cáseres dice al respecto: “en Salta hacia 1901 recién había llegado la luz eléctrica, recordemos que en 1896 llega la primera bicicleta y en 1905 el primer automóvil. Era una aldea, era muy chica. Entre 1902 y 1903 recién se empieza a instalar el agua”.

Cáseres resalta que los pocos colectivos sociales que existían estaban vinculados a grupos de poder dominantes, o con agrupamientos étnicos, como él mismo los caracteriza, “existía el Club 20 de Febrero, fundado en 1858, perteneciente a la élite; existía la Sociedad Italiana, la Sociedad Española y el Centro Argentino. Todos tenían una impronta específica, no había una organización de los sectores trabajadores”.

El historiador salteño subraya: “Salta, como todo el país, recibe la influencia inmigratoria, y con esta influencia llegan los ideales políticos traídos de Europa con las prédicas del sindicalismo, el socialismo y el anarquismo… y es así que en esa Salta casi aldea, se funda un club anarquista”.

12 de marzo de 1901

Antes que Boca, River, y que la gran mayoría de los clubes hoy más populares de la Argentina, el Club Atlético Libertad comenzará su actividad social y deportiva casi en solitario para la realidad del norte argentino.

“El club se levantó en la zona del actual Paseo Güemes que por aquellos años eran los confines de la ciudad, donde solo existía una que otra casa antigua y ranchos con animales de corral (…) Por esos años había un grupo de jóvenes que jugaban fútbol y decidieron fundar un club para reunirse y organizarse, no solo por deporte, sino con un objetivo político, ideológico y de reivindicación social, de extracción anarquista. En fin, una asociación de lucha para alcanzar mejoras reales (…), estaba constituido por gente humilde, trabajadora, de distintas ramas, artesanos y obreros. El club nació en el aserradero de los hermanos Durán (…), los fundadores tenían una orientación política libertaria. Se los conocía como vecinos tranquilos, solidarios y respetuosos que jamás bajaron las banderas de las reivindicaciones sociales”, relata Miguel Ángel, veterano dirigente del club en un testimonio extraído del libro, “La historia contada por sus protagonistas”, de las historiadoras Miriam Corbacho y Raquel Adet.

En el mismo texto sobresale el testimonio en primera persona de Felipe Eduardo: “Recuerdo a Riera, Cardozo, el gallego Lara y los hermanos Durán. El Club Libertad tiene su origen en esa gente. Eran hombres de pensamiento (…) a los anarquistas de Libertad los he conocido y he hablado con ellos. Por ejemplo, hacían obras, han empezado a juntar algunos albañiles, les enseñaban a manejar la cuchara, a pintar, a losear y con eso iban mejorando y ascendían en el oficio. Todos los albañiles y pintores de Salta eran del Libertad”.

Un dato llamativo y peculiar refiere a que dicho club se haya fundado un año antes que el tradicional Club de Gimnasia y Tiro. El historiador Cáseres acota sobre el asunto: “Estos obreros se convocan y también acuden a las reuniones Manuel Anzoátegui y Victorino de la Vega, quienes después van a ser figuras prominentes en el desarrollo del Club Atlético Salteño, luego renombrado como Gimnasia y Tiro. Pero esta situación es advertida por los anarquistas, y ante el temor de que los pudieran ‘copar’, porque Manuel Anzoátegui era un hombre que pertenecía al poder económico de la oligarquía, no queda muy claro si los expulsan o se van, lo cierto es que no se les da participación y al año siguiente fundarán lo que hoy conocemos como Gimnasia y Tiro”.

Doradas épocas deportivas

Más allá de su marcada génesis social, el Libertad comenzará a formar parte fundamental de la vida deportiva de Salta, un club que conjugaría ideales políticos con sostenidos logros atléticos, “Libertad, junto a Juventud Antoniana, fueron quienes deportivamente tuvieron en la década del 30 y 40 un mayor protagonismo en los torneos locales”, comenta Cáseres, y agrega: “futbolísticamente Libertad gana en 1936 un campeonato y en 1941, otro. Estamos hablando entonces de un claro poderío. Sumado a esto, en 1947, accede a su sede social en la calle Deán Funes 535, en una zona céntrica”, situación que le permitirá dinamizar aún más la rama social.

En cuanto a los vaivenes políticos, que siempre tuvieron a Libertad como protagonista, el historiador salteño destaca que la década del 40 fue un momento en el que adquiere ascendencia en el club la figura de Juan Cornejo Linares, diputado y dueño de uno de los periódicos peronistas de la época. Y esta situación, posiblemente, sea una de las razones por las que se irán formando en el Libertad jóvenes figuras que a futuro, marcarán un horizonte en la política local y nacional.

Un joven Miguel Ragone (parado) cuando jugaba para la 5° división del Club Libertad. Año 1938.

Uno de ellos será Miguel Ragone, quien será jugador y luego dirigente. Su hija Clotilde expresará: “mi padre fue presidente del Club Libertad entre las décadas del 50 y el 60. En ese momento estaban en la calle Deán Funes y como ya era muy céntrica la sede, la vendieron y llevaron el club donde está ahora. Esa fue obra de él”. La locación privilegiada, en cuanto a ubicación y terrenos, a la que hace referencia la hija del ex gobernador de Salta es la que conserva hasta el día de hoy en la calle Talavera 50, zona muy cercana a la terminal de ómnibus.

Los desaparecidos del Libertad

Entrada la década del 70 la sociedad argentina se debatía en proyectos políticos transformadores, y Salta no sería la excepción a la regla. El ex jugador y dirigente del Libertad, Miguel Ragone, ganaría la gobernación en 1973 a la luz de la denominada Primavera Camporista.

Sin embargo, la asonada golpista que se desataría el 24 de marzo de 1976, tendría tiempo antes el territorio del norte argentino como laboratorio de pruebas. Salta sufrió en carne propia el circuito represivo organizado en 1975, cuando se lanza el Operativo Independencia en la vecina provincia de Tucumán. Pero ya antes, con la caída del gobierno de Ragone, en noviembre de 1974, se había desatado la represión. 

De los detenidos, asesinados y/o desaparecidos de la provincia, al menos tres tenían vinculación directa con el club fundado por los anarquistas en 1901. Ellos son: Miguel Ragone, Rubén Yáñez Velarde y Santiago Arredes, los tres asesinados o desaparecidos antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

En cuanto a Miguel Ragone, luego de ser destituido de su cargo como gobernador en noviembre de 1974, y retomando su profesión de médico, fue secuestrado el 11 de marzo de 1976, paradójicamente, un día antes del aniversario del club de sus amores.

Por su parte, el comerciante Santiago Arredes fue asesinado en el mismo operativo de secuestro de Ragone al salir del almacén de propiedad del primero. Arredes, quien acudió tratando de defender a Ragone frente al brutal operativo de secuestro, fue ultimado en la vía pública. Para aquel entonces, Santiago Arredes era dirigente del Club Libertad.

En tanto Rubén Yáñez Velarde, empleado de Agua y Energía y militante del Sindicato de Luz y Fuerza, era un prominente deportista que combinaba su tarea política con la práctica atlética, situación que lo llevo a transitar por diferentes clubes. Uno de ellos será Libertad. Yáñez será secuestrado el 8 de noviembre de 1975 y sus restos aparecidos en 2012, luego de un arduo trabajo del Equipo de Antropología Forense.

Estos tres simpatizantes, dirigentes y deportistas del Club Atlético Libertad, fueron detenidos, desaparecidos y/o asesinados antes del golpe de Estado pero cuando ya se aplicaba el plan sistemático de eliminación de personas, tres hombres que como aquellos pioneros anarquistas forjadores de organización en el norte argentino, soñaron, en sus diferentes etapas y facetas históricas, con un mundo más justo, libre e igualitario, donde el deporte y la organización de la comunidad fuera parte fundamental del cambio social.

Con el correr de los años, el Club tambaleó entre gestiones señaladas como irregulares y fantasmas que arremeten cíclicamente con la venta de los terrenos que fueron quedando en un lugar privilegiado de la ciudad capital.

Hoy, un movimiento social está a cargo de la puesta en funcionamiento de sus instalaciones, rasgo que con sus diferentes formas y maneras de entender las construcciones políticas, se podría pensar como un legado organizativo, una constante que atravesó al Club Libertad en los 122 años que lleva de vida.

Tarea de las actuales y próximas generaciones será que todo el acervo histórico, social y cultural que alberga esa camiseta siga viva y latente. Quizás transformándose, mutándose, reformulándose, pero siempre, como lo marcó su historia, embebido de un compromiso que trascienda las fronteras individuales y contenga proyectos colectivos, con el fin de pensar y ser cadena de transmisión de un mundo nuevo, de un mundo donde quepan muchos mundos.

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