30 AÑOS ENFRENTANDO EL MACHISMO
Esta nota es parte de un investigación realizada de manera conjunta entre Brenda Molina, periodista del diario Opinión de Cochabamba y Luís Rodríguez, Comunicador Social, docente Universidad Privada Boliviana (UPB)
El día 23 de mayo se conmemora el día internacional del fútbol femenino. En Bolivia, 30 años después de la creación de las primeras ligas de mujeres en Cochabamba y Santa Cruz, la brecha de género en el fútbol sigue intacta. Sin embargo y pese a los obstáculos, el número de futbolistas bolivianas crece de manera incontenible. Actualmente hay más de 200 jugadoras registradas oficialmente.
Olga lleva puestas sus chuteras desde que despierta hasta antes de irse dormir. Logró hacer de ellas parte de su uniforme de trabajo e indumentaria estudiantil. Olga es de las poquísimas mujeres bolivianas que puede dedicarse al fútbol a tiempo completo. No fue fácil llegar a este punto. Gritos, insultos, burlas, malas condiciones de entrenamiento y juego, son una carga discriminatoria que las futbolistas bolivianas sufren a diario. Ellas tienen la esperanza de que el fútbol de mujeres se profesionalice en el país. Sin embargo, a pesar de la brecha de género que enfrentan, el número de mujeres futbolistas bolivianas crece irrefrenablemente cada año.
Las bolivianas aman el fútbol. Por eso fintan y gambetean los obstáculos machistas que sufren. Las mujeres futbolistas bolivianas juegan desde la clandestinidad, sin salarios y dividiendo su rutina entre estudios y trabajos. necesitan trabajar para sostener a sus familias y a ellas mismas. Cuando la situación económica se hace inviable, solo les queda «colgar los cachos«.
Ataques machistas contra las futbolistas bolivianas
Olga, Pamela y cientos de mujeres futbolistas bolivianas sufren discriminación de género de formas verbales y en redes sociales. Pero la mayor discriminación se siente en el ámbito económico.
El desinterés y la falta de inversión se reflejan, entre otras cosas, en la dotación de uniformes usados y confeccionados para hombres. O el hacinamiento en alojamientos durante encuentros o torneos relámpago. También están el mal manejo nutricional y médico.
Además de la violencia de género y económica, algunas también sufren discriminación racial y clasista. Ya sea por su color de piel o lugar de origen. Esa es, por ejemplo, la experiencia de Pamela Ballivián.
«Siempre están las ‘bromas’ fundadas en falsas creencias que se tiene acerca de las futbolistas: que son masculinas, que son sucias, que se creen hombres. Son comentarios que realmente no son bromas, solo son agresiones que la gente minimiza», cuenta también Flavia Morales. Ella es ex guardameta del Club Real Tomayapo de Tarija.
El reto de no normalizar las injusticias y la violencia
El proceso de formación de las árbitras es relativamente económico y se preparan a la par de los varones. Toman las mismas pruebas y exámenes físicos que ellos. Ascender de categoría en la carrera arbitral, además, no tiene un costo.
Sin embargo, uno de los requisitos para ascender al punto máximo, «árbitra FIFA», es ser juez de partidos de varones. Aspecto que no suele agradar mucho a algunos jugadores que se sorprenden y hacen comentarios machistas cuando ven a jueces de partido mujeres ingresar a la cancha.
«Marimacho, a la cocina», se escucha en medio de los regates
“Marimacho” y “a la cocina”, expresiones altamente ofensivas y patriarcales, son dos de las frases que las jugadoras escuchan casi todos los días. Las oyen en sus colegios, universidades y en el campo de juego. También durante sus entrenamientos y los partidos contra equipos rivales.
Varias de ellas aseguran que, actualmente, las hinchadas de otros equipos y las redes sociales se convirtieron en la mayor fuente de insultos discriminatorios. En muchos casos estas agresiones llegan a afectar la autoestima y el desempeño de las futbolistas bolivianas.
«Lastimosamente he tenido que vivir comentarios por parte del público. He recibido mensajes de acoso en Facebook e Instagram por parte de señores que siguen el fútbol femenino en Bolivia», lamenta Luana San Miguel. Ella es exdelantera del Club Jorge Wilstermann de Cochabamba y de la Selección.
Luana actualmente juega en el NOC Tonkawa Soccer de Estados Unidos.
Las futbolistas más experimentadas aseguran que las adversidades, como la violencia de género o las malas condiciones de entrenamiento y juego, las han hecho fuertes. Pero reconocen que estas actitudes deben normalizarse. Sin importar de donde provengan.
La ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia establece como violencia simbólica o encubierta a «los mensajes, valores, símbolos, íconos, signos e imposiciones sociales, económicas, políticas, culturales y de creencias religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación, exclusión, desigualdad y discriminación, naturalizando la subordinación de las mujeres».
Si bien no es un delito, sí constituye una infracción.
Uniformes usados y de varón: la precariedad para las futbolistas bolivianas
La dotación de uniformes confeccionados para hombres a las jugadoras, quizá no sea novedad. Sin embargo, muchas manifiestan su vergüenza al verse obligadas a vestir uniformes que ya fueron usadas por ellos antes. Además, se trata de ropa en mal estado, rota e incluso con olor a sudor.
«Nos dan uniformes usados de los hombres. Hasta ahora no me ha tocado la Selección en la que nos den uniformes de mujer a estrenar o, aunque sean usados, pero de mujer. Siempre nos ha tocado uniformes de hombres. Siempre está el (aviso de) ‘tienen que cuidarlos porque son de los chicos’ o ‘tienen que devolverlos porque son de los chicos’», señala Flavia Morales.
En los últimos años, muchos clubes mejoraron las condiciones de dotación de material para las jugadoras. El problema parece hacerse más evidente cuando son convocadas para torneos nacionales y la responsabilidad recae sobre autoridades de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y el Viceministerio de Deportes.
María Fernanda Reichl, actual arquera del Club Wilstermann, denuncia que, anteriormente, junto con sus compañeras, pasó por varias situaciones precarias (como el hacinamiento y malas condiciones de higiene). Esto les sucedió en distintos torneos.
«Fuimos toda la delegación de Cochabamba y nos alojamos en un colegio. Era increíble porque estábamos en un curso y teníamos colchones en los que dormíamos en el piso, uno al lado del otro. Las chuteras en la pared y todas lado al lado. Las condiciones para la higiene, el baño… dos o tres duchas para un equipo de 22 o 20 jugadoras», relata.
Maria Fernanda también recuerda otra concentración en la ciudad de Oruro. Allí tuvieron que dormir debajo de las graderías de un complejo deportivo.
Tanto Flavia Morales como María Fernanda Reichl hacen una cotización aproximada de las cantidades de dinero que suelen gastar cuando necesitan nueva indumentaria futbolera. Ambas juegan en el arco y hay elementos específicos que elevan los costos en sus presupuestos.
Solo un par de medias tiene un precio de 40 bolivianos, canilleras 90, zapatillas 230, conjunto deportivo 120, par de guantes 300, calza deportiva (para usar dentro del corto) 120 y vendajes 50. Todos los elementos suman fácilmente casi mil bolivianos, considerando que los montos corresponden a marcas de mediana duración.
El presupuesto mencionado deja de lado los costos de fisioterapia en caso de lesiones. Estos tratamientos tienen un precio mínimo de 50 bolivianos. A veces cada jugadora puede necesitar al menos 10 sesiones. Otros estudios complementarios, como radiografías con resonancia, en casos extremos, tienen precios de hasta 2,500 bolivianos.
Las promesas para las futbolistas bolivianas
En marzo se realizó el Primer Encuentro por el Fútbol Femenino. En él participaron representantes departamentales, árbitras ABAF, entrenadoras, futbolistas bolivianas y Círculo de Periodistas Deportivos. Algunas de las conclusiones y proyectos mencionadas luego del evento están orientadas a fomentar la permanencia de jugadoras en el fútbol.
Entre las principales iniciativas destacan el elaborar y gestionar proyectos específicos que impulsen el desarrollo del fútbol de mujeres en Bolivia. Además, las asistentes propusieron capacitaciones específicas para entrenadoras, preparadoras físicas, árbitras, dirigentes y futbolistas bolivianas
También se habló de tramitar permisos de trabajo y estudio para las deportistas, juezas y entrenadoras convocadas para competencias internacionales.
Asimismo, se prevé el apoyo durante la preparación, concentración y competiciones nacionales e internacionales. Con ese fin se espera contar con infraestructuras deportivas del Viceministerio de Deportes. Tanto como la cobertura de pasajes a futbolistas bolivianas que tengan la posibilidad de probarse y ser parte de equipos femeniles del exterior
Nota publicada anteriormente en el sitio muy waso de Bolivia ( https://muywaso.com/) y cedida gentilmente para nuestra revista
Esta investigación fue realizada con el apoyo del fondo concursable de la Fundación para el Periodismo (FPP) en el marco del proyecto Vida Sin Violencia, un proyecto de la Cooperación Suiza en Bolivia en alianza con la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional (ASDI), implementado por Solidar Suiza.